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abida.ventura@eluniversal.com
A finales del año pasado, dos ciudadanos coahuilenses lazaron una iniciativa para cambiar fragmentos del Himno Nacional, con permiso del Congreso de la Unión, por considerarlo bélico y porque la letra, dijeron, ya no corresponde a la historia del México actual. La propuesta se suma a muchas otras que han surgido desde que el texto compuesto por Francisco González Bocanegra comenzó a usarse en 1854.
El debate sobre cambiar la letra ha sido permanente, indica en entrevista el historiador José Antonio Crespo, autor de ¡Al Grito de Guerra! Historia y significado del Himno Nacional, libro en el que consiga, entre otros aspectos, algunos momentos en los que se ha intentado cambiar la letra.
“Un intento de cambio de letra, por lo menos de manera parcial, se hizo en 1910, cuando Porfirio Díaz aprobó que se cambiaran algunas partes, con una letra más pacifista. Así se cantó durante el centenario de la Independencia, pero a la gente no le gustó, hubo reclamos, protestas, y se regresó a la letra original”, recuerda el también colaborador de EL UNIVERSAL.
Crespo coincide en que es un himno bélico, pero no comparte la idea de cambiar la letra, más bien, invita a conocer su historia, el contexto en que fue escrito: “Mucha gente dice que ya no tiene nada que ver con el siglo XXI, estamos en una situación distinta; dicen que el lenguaje no se entiende, pero la mayoría de la gente quiere que el himno se quede tal cual, así lo reconocen, así se los enseñaron”.
Publicado por una editorial independiente, este volumen de 100 páginas reúne diversos aspectos poco conocidos de este símbolo patrio con el fin de que los mexicanos lo aprecien, lo conozcan “más allá de las dos estrofas que enseñan en la escuela”. “Les va a dar muchos más elementos para que lo conozcan, para que cuando lo canten, no sea en el vacío y tengan el contexto histórico”, expresa.
A pesar de ser uno de los símbolos patrios más emblemáticos, su historia es poco conocida, se reduce a lo mal que la enseñan en la escuela, dice: “Es como el resto de la historia, no nos la enseñan. ¿Qué nos enseñan? A cantar el coro y dos estrofas, la primera y la última de las que quedan. No nos dicen por qué se hizo, quiénes eran los autores, qué reflejan las estrofas, las cuales están contándonos la historia de ese momento, están recogiendo lo que está viviendo México en el siglo XIX, pero la gente canta las estrofas sin saber qué pasaba”.
Crespo también compara el himno mexicano con los latinoamericanos. “En casi todos mencionan La Conquista, la Colonia, el Virreinato, el nuestro no porque se hizo más tarde. Y esto pasa porque los conservadores no tenían resentimiento contra España, al contrario, tenían agradecimiento y González Bocanegra era conservador. Por ser hijo de español tampoco mencionó nada en contra de ellos”.
Por considerarlo conservador, los liberales lo rechazaron desde el principio, refiere: “Maximiliano sí aceptó el himno pero cuando cayó, Benito Juárez mandó a hacer otro, la Marcha Zaragoza, inspirada en la batalla del 5 de mayo. Es hasta el gobierno de Díaz que se retoma”.
Un aspecto poco conocido es la razón por la que se convocó al concurso para definir la letra en 1853. “Fue convocado para celebrar los 25 años de la Batalla de Tampico de 1829, en la cual México derrotó definitivamente a los españoles ante un intento de reconquista. No ganaron la batalla, ganaron la guerra y ese hecho casi no se conoce, no se celebra porque el comandante en jefe era Santa Anna”, comenta.
El volumen tiene un glosario con los significados de algunos términos poco conocidos, como “bridón” y el famoso “más si osare”.