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El histórico edificio Charterhouse, que fue cementerio, monasterio, mansión privada, asilo de veteranos de guerra y colegio para niños, abre al público por primera vez en más de 600 años.
Durante la peste negra en 1348 el terreno donde hoy se ubica Charterhouse fue utilizado como cementerio de las víctimas de la pandemia que se extendió durante 18 meses y mató a casi la mitad de la población de la capital.
En las recientes excavaciones para construir la nueva línea del tren Crossrail, los arqueólogos encontraron a unos metros de la entrada principal una fosa común con esqueletos enterrados a la antigua tradición cristiana.
El arqueólogo del Museo de Londres, Don Walker, explicó que se estima que entre 10 mil y 50 mil personas fueron enterradas en este lugar, en las inmediaciones de la antigua ciudad de Londres.
“Fue encontrada en la plaza de Charterhouse. Era una fosa de 4.7 metros de diámetro y a tres metros de profundidad encontramos 11 esqueletos colocados a la usanza medieval con las cabezas apuntando hacia el oeste y los pies al este”, detalló Walker.
Arriba de los esqueletos había una capa de arcilla para “tratar de evitar la contaminación”, ya que en esa época no se esperaba que los brotes de la peste regresarían “en diferentes periodos en los próximos 300 años”, dijo el arqueólogo.
El nuevo Charterhouse, que fue inaugurado el martes por la reina Isabel II y su esposo el príncipe Felipe de Edimburgo, alberga un pequeño museo que contiene uno de los esqueletos encontrados a unos pasos donde hoy se ubica una capilla.
En 1371, fue construido un monasterio de monjes de la Orden de los Cartujos que vivían en silencio y soledad.
Las celdas de los monjes fueron construidas alrededor de un patio central y cada uno vivía en contemplación, oración y copiando manuscritos en completo aislamiento.
En 1535, tras una rebelión contra el rey Enrique VIII en la que los monjes se convirtieron en los primeros mártires de la Reforma, el monasterio fue incautado por la corona y años después se convirtió en la mansión privada del duque de Norfolk.
La reina Isabel I de Inglaterra fue residente de Charterhouse antes de su coronación en 1558, y el rey Jaime I también fue un huésped temporal antes de acceder al trono en 1603.
La gran transformación de Charterhouse sucede en 1611, cuando el próspero empresario Thomas Sutton adquiere el edificio y lo convierte en un asilo para 80 veteranos de las fuerzas armadas llamados “hermanos”, y en un colegio para 40 niños de escasos recursos.
El prestigiado colegio de niños, que todavía existe, se mudó a las afueras de Londres en 1872. Uno de los estudiantes durante esa transición fue el fundador del movimiento scout Robert Baden-Powell.
En la actualidad el edificio, de la época Tudor, es residencia para 40 varones aún referidos como “hermanos”, entre los que figuran clérigos y jubilados solteros, viudos o divorciados.
Durante un recorrido con el hermano Tim, diseñador gráfico retirado, se puede revelar la historia del edificio de la época de los Tudor que alberga un comedor al estilo de las películas del mago Harry Potter.
El edificio central, que sobrevivió un incendio durante la Segunda Guerra Mundial, conserva en sus salones principales algunos destellos de su época de grandeza de los siglos XVI y XVII, con acceso a un enorme jardín central.
A unos pasos se encuentra la enfermería de los hermanos y en el edificio este, que albergó de 1872 a 1933 otro colegio privado, se ubica en la actualidad la escuela de Medicina y Odontología de la Universidad Queen Mary de Londres.
Charterhouse, que había sido hasta ahora una joya escondida, se ubica en el centro de Londres, a unos pasos del distrito financiero de la City of London. A partir del martes está abierto al público tras una remodelación que contó con fondos de la Lotería Nacional de 4.2 millones de libras (5.1 millones de dólares).
nrv