Los gatos ya no son bienvenidos en Lecumberri

Había una vez unos 30 gatitos que deambulaban por el Palacio de Lecumberri. Se dice que todos eran felices. Comían, cazaban ratas y ratones, pero un día a un oscuro personaje le pareció que aquello, más que un cuento de hadas, se estaba convirtiendo en el planeta de los felinos y antes de que tomarán el control de todo el Palacio Negro sugirió mandarlos a la horca. Trabajadores de aquel castillo abogaron por la vida de los bigotones y, tras una dura batalla que implicó esterilizaciones, líos con asociaciones protectoras y amenazas de sanciones a todo aquel que se atreviera a ponerles un dedo encima, los felinos están en adopción desde hace varios meses a través de las redes sociales del Archivo General de la Nación. Amigos de los animales se han solidarizado con la causa y han acudido al rescate de los gatitos, pero hay otros que siguen esperando ser salvados. Parece que aquellos momentos felices cazando ratones —actividad para la que de hecho fueron llevados a ese lugar— se han terminado. Ahora la amenaza es el surgimiento de un nuevo imperio... pero de ratas, de dos y de cuatro patas.

Un muro que no costará a los mexicanos

En tiempos de muros que dividen, los artistas Carlos Aguirre y Ciler (Alexis Mata) crearán con la galería Nina Menocal un muro que, a diferencia del que propone Trump, no costará a los mexicanos y no dividirá a nadie. Esta pieza de arte efímero será una intervención pop-up que sólo se verá durante la semana del arte contemporáneo en México, a partir del martes 7 de febrero. Servirá para exhibir los múltiples vacíos en el discurso de Donald Trump y su ya clásica “You are fired”. A la hora de hacer la obra, nos cuentan, los artistas encontraron apoyo de los vecinos e inquilinos del edificio, así como de la delegación Miguel Hidalgo, donde está ubicada en la galería (en la calle Rafael Rebollar, en la San Miguel Chapultepec)... Con patriotismo y humor se abrieron las puertas al proyecto.

En la Secretaría de Cultura... Conaculta aún vive

Es tan lento el cambio de chip en la Secretaría de Cultura que hasta el mensaje de la contestadora del conmutador de las oficinas de Reforma 175 vive atrasado. Resulta que cualquiera que llame a buscar una cita o pedir cualquier tipo de información cultural en esa dependencia se encuentra con el siguiente mensaje: “Gracias por llamar al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en transformación a la Secretaría de Cultura, si conoce la extensión...” Parece poca cosa pero resulta que han pasado más de 13 meses desde que el presidente promulgó la creación de la Secretaría de Cultura. Al escuchar el mensaje ahora uno entiende por qué no han hecho nada de nada en la dependencia, pues todavía está “en transformación a la Secretaría de Cultura”. Tienen razón quienes dicen que sí entender el cambio cuesta, empezar a trabajar pues cuesta más.

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