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Buenos Aires. —Argentina devolvió a México seis piezas arqueológicas ayer, rescatadas del mercado negro, luego de un proceso judicial que demandó 16 años. Se trata de cuatro fragmentos y dos objetos completos (un plato y una figura antropofórmica), que pertenecen a la tradición de las tumbas de tiro, situada en el periodo que va del año 100 a.C. al 600 d.C., en el Occidente de Mesoamérica.

Argentina entregó además otras 55 piezas arqueológicas a Bolivia, correspondientes a la cultura Tiahuanaco y también recuperadas al tráfico de bienes arqueológicos.

“Este acto es muy importante porque se trata de devolver las piezas a los países de donde salieron éstas, pero sobre todo porque implica poner la luz en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales”, dijo a EL UNIVERSAL el ministro de Cultura de Argentina, Pablo Avelluto, presente en el evento.

Los objetos mexicanos y los bolivianos habían sido recuperados en 2000 con una serie de allanamientos judiciales en departamentos y negocios de la ciudad de Buenos Aires y de San Isidro, uno de sus suburbios más acomodados. Con esas acciones, la Justicia argentina había recuperado unas 20 mil piezas en total. Entre ellas había también objetos de otros países sudamericanos; en enero, Argentina restituyó 439 piezas a Ecuador; luego, 4 mil 150 (entre las que había una momia) a Perú. El resto de los hallazgos eran del actual territorio argentino. “Cuando los países de hoy no existían, estaban los hombres y las mujeres que hicieron estas piezas. Por eso, el sentido de esta devolución es también recuperar su memoria y la de sus pueblos”, dijo el ministro Avelluto.

Las seis piezas mexicanas fueron creadas, posiblemente, para algunas de las sepulturas que se han encontrado en los sitios arqueológicos de Jalisco, Nayarit, Colima y Michoacán, y que se conocen como “tumbas de tiro”. La más célebre es la de Etzatlán (en El Arenal, Jalisco), que tiene tres cámaras y 16 metros de profundidad. Durante mucho tiempo se creyó que la cerámica de las tumbas de tiro era contemporánea a los tarascos y a los mexicas, pero a mediados del siglo XX se llegó a la conclusión de que era anterior. Es imposible saber cómo terminaron estas seis piezas en Argentina, pero es certero que este tipo de objetos es muy apreciado en el mercado negro.

El embajador mexicano en Argentina, Fernando Castro Trenti, que también participó en el acto, dijo: “Los mexicanos nos hemos esforzado mucho en el reencuentro con nuestras raíces”. Agregó: “Se enriquecen nuestras tradiciones cuando pueden ser expuestas a las generaciones por venir; por eso reconozco en éste un acto de consolidación de nuestra hermandad como países latinoamericanos”.

Luego de los allanamientos de 2000, las piezas estuvieron resguardadas en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), de Argentina, adonde recientemente fueron peritadas por especialistas mexicanos. “Esta es la primera vez que Argentina devuelve piezas a otros países”, dijo a EL UNIVERSAL la arqueóloga Diana Rolandi, del INAPL. “Esto es un hito, un antes y un después. El Estado protege así bienes que son de todos, trabajando en conjunto con Interpol, cuyos agentes hacen las investigaciones bajo la autorización judicial”.

Argentina tiene, desde 2003, una norma contra el tráfico de bienes arqueológicos y paleontológicos: la ley 25.743. Con su promulgación comenzó la capacitación de las fuerzas de seguridad para detectar este tipo de robos, que se enmarcan en el tráfico ilícito de bienes culturales, un delito que ocupa el tercer lugar en el ranking mundial de mercados ilegales: genera 6 mil millones de dólares al año, cifra sólo superada por el tráfico de drogas y el de armas.

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