Los accidentes pasan, pero hay unos que pueden terminar en una catástofre que termine con siglos de historia.

Basta recordar cómo una mujer de 91 años contestó un crucigrama, obra avant-garde de Arthur Köpcke, en un museo alemán o la fallida restauración del "Ecce Homo", por doña Cecilia Giménez, en el municipio de Borja, España.

Recientemente se dio a conocer el caso de un visitante del Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa que rompió una escultura del siglo XVIII cuando se tomaba una selfie. La obra se trataba de un San Miguel tallado en madera. Las autoridades del museo cerraron el espacio y comenzó la evaluación de daños y la restauración.

La pérdida del equilibrio pareciera un factor común en estas trágicas situaciones. En mayo de 2015 se dio a conocer el caso de una visitante al Museo de Heraclión, en la isla de Creta, que, al tambalearse, se sujetó de un jarrón milenario de la era minoica, pero la caída fue inevitable. El jarrón prehistórico se había roto en el mundo antiguo, por lo que tuvo que vivir una nueva reparación.

Una situación similar sucedió en el Museo Británico, durante un evento privado en el recinto. Un mesero estaba trabajando cerca de la escultura, la golpeó y rompió el dedo de la invaluable estatua romana. La Venus de Townley, de 2 mil años de antigüedad, ya fue restaurada.

La feria de Art Basel siempre ha dado de qué hablar por sus obras, pero en marzo de 2016 un accidente quedó inmortalizado. Un niño pequeño, con una mochila y zapatos color azul, cayó sobre una obra de la obra de arte "Turbulence (Blanck)", de la artista libanesa Mona Hatoum. El accidente sucedió durante la inauguración de la feria Art Basel en Hong Kong.

La próxima edición de Art Basel se realizará en Miami Beach del 1 al 4 de diciembre.

nrv

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