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cultura@eluniversal.com.mx
OAXACA.— Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron recientemente un juego de pelota en un nuevo sitio arqueológico ubicado frente al mar, en las bahías de Huatulco. Este descubrimiento se suma a otro de estas características que en 2010 habían realizado en el sitio arqueológico denominado Copalita —ahora abierto al público— y revela el poderío del que gozaron algunos de los asentamientos prehispánicos que se desarrollaron en esa zona costera.
El nuevo juego de pelota, hallado en agosto pasado, se localiza dentro de un conjunto de cinco estructuras cívico-ceremoniales, algunas de las cuales alcanzan más de cinco metros de altura y se encuentran en la cuenca baja del río Cacaluta, a unos 17 kilómetros de Copalita. En ambas urbes, los juegos de pelota tienen características similares: “tienen unos 41 metros de largo por 25 de ancho y tienen la forma de una I latina mayúscula”, explicó en entrevista telefónica el arqueólogo Raúl Noé Matadamas Díaz, encargado del proyecto de exploración en la zona.
El que en ambos sitios exista una estructura de carácter ritual como la del juego de pelota revela que se trata de urbes que tuvieron un crecimiento importante, similar a otras ciudades mesoamericanas, explicó el arqueólogo. “Podemos hacer una analogía con nuestras ciudades actuales, no en todas hay una cancha de futbol de primera división. Aquí encontramos este elemento que es una estructura ritual, eso quiere decir que ambos pueblos tenían una importante organización social, un poder religioso que está manifestado en estos edificios”.
Además, indicó, el hecho de que estas estructuras estén muy cerca del mar permiten ver la cosmogonía que caracterizó a estos pueblos ligados al agua, que representa la sangre de la tierra: “Son lugares en donde los juegos de pelota están muy cerca del mar y seguramente representan la cosmogonía mesoamericana de que del agua surge la vida, el ser humano, que es una parte intrínseca de esa ideología mesoamericana del origen de todas las cosas.
“Nos llama la atención que aquí está representada esa visión mesoamericana del origen de la vida, que estén cerca del agua, que es la sangre de la tierra. Para ellos, la sangre de la tierra es el río, el mar. Cada quien busca sus fuentes de agua y justifican ese mito, esa cosmogonía de que venimos del agua, pero aquí ellos lo tenían a la mano y es como no pensar que teniendo el origen de la vida no iban a construir esto”, comentó el arqueólogo.
El hallazgo de este segundo juego de pelota se da a seis años de la apertura del primer sitio arqueológico en zonas costeras de Santa María Huatulco.
En la región de Huatulco sólo se había encontrado un asentamiento prehispánico con un juego de pelota y corresponde a la bocana del río Copalita, abierto al público desde septiembre de 2010, pero a 17 kilómetros de éste, rumbo al poniente, sobre una elevación natural de 60 metros sobre el nivel del mar, se localizó junto a la Bahía de Cacaluta un nuevo asentamiento precolonial que abarca alrededor de 17 hectáreas.
Patrimonio cultural. La Bahía de Cacaluta se considera como un sitio Ramsar (Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional) por su diversidad natural y forma parte del Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
De acuerdo con el director del Centro Oaxaca del INAH, Joel Omar Vásquez Herrera, los materiales arqueológicos refieren que el asentamiento humano apareció desde 400 años antes de nuestra era y continuó hasta el año 700 de nuestro tiempo.
“La ubicación de la bahía, sus humedales y todo el entorno de flora y fauna permiten comprender por qué las culturas prehispánicas decidieron asentarse en este lugar de belleza indescriptible.
“Ya se conocía la existencia de una muy pequeña parte del sitio arqueológico y se tenían hipótesis sobre la existencia de un centro cívico-ceremonial monumental, pero la espesura de la selva impidió el acceso en varias ocasiones anteriores, la escasez de lluvias desde dos años atrás disminuyó drásticamente la vegetación y por ello se planearon los recorridos que dieron resultados positivos”, expresó.
Añadió que el hallazgo fue posible con el apoyo del director del Parque Nacional Huatulco, Omar Gordillo Solís, quien autorizó el ingreso y recorridos arqueológicos en dicha área.
Con anterioridad, de manera conjunta con el proyecto arqueológico, se ha trabajado en comunicación directa para la protección y conservación del patrimonio natural y cultural, siendo este reciente hallazgo el resultado del trabajo en conjunto del INAH y Parque Nacional Huatulco en la región.
El recorrido se hizo al mismo tiempo con el grupo de sexto semestre de la licenciatura de Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), quienes cubren su práctica de campo y ubicaron e iniciaron la descripción del juego de pelota en compañía de la catedrática Sandra Liliana Ramírez Barrera.
Hay más vestigios. De acuerdo con el responsable del INAH en la entidad, los datos hasta el momento recuperados indican la posible presencia de otros asentamientos similares a Copalita y Cacaluta, que se asocian directamente a los grandes humedales de la región. El asentamiento de la Bocana del río Copalita, abierto al público hace seis años, se encuentra en un humedal con un río de gran caudal y de fluidez constante; las formas de apropiación de los recursos de agua dulce y mar estuvieron sujetos a las características de dinámica de su entorno natural.
Esto a diferencia de los asentamientos en Tangolunda y Chahué que presentan formaciones de pequeñas lagunas que muestran una diferencial de dinámica hídrica, que al mismo tiempo permiten la presencia de elementos naturales característicos de ese entorno definiendo formas de apropiación de recursos para consumo y procesamiento diferenciales en relación a Copalita. En el caso de Cacaluta se observa un asentamiento con características diferentes a los tres anteriores; Cacaluta es una cuenca con lagunas mayores, áreas de manglar y extensiones de zonas pantanosas que amplían de manera significante espacios de obtención de recursos para subsanar las necesidades de una población que logró desarrollar una forma de organización social, económica y político-religiosa muy compleja.
Tiene su centro cívico-ceremonial de forma nucleada, concentrado y conectado de forma inmediata, no hubo la posibilidad de expansión de sus áreas rituales, como en el caso de Copalita, pero al mismo tiempo demuestran una gran planeación de ingeniería y distribución de espacios en los cuales destacan las estructuras que forman el juego de pelota.
A decir del delegado del INAH, las investigaciones continuarán y una vez que se consoliden los descubrimientos serán abiertos al público para ofrecer a los visitantes a Huatulco, además de playa y naturaleza, varios vestigios prehispánicos.