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Atrapada en la exuberancia de la selva chiapaneca, la zona arqueológica de Palenque se alza majestuosa con sus tumbas de reyes y reinas inmortalizados en relieves arquitectónicos y leyendas como Pakal El Grande y La Reina Roja.
Eduardo Cabrera, guía general de turismo afirmó que Palenque es una de las ciudades más completas construidas en el mundo maya, pese que las 24 pirámides y sitios rescatados apenas representan el 1 por ciento de las mil 583 estructuras que aún permanecen en el subsuelo.
Y aunque en la ciudad donde “ los hombres se hicieron dioses” se mantiene en resguardo y vigilancia continua, persiste el saqueo “hormiga” de algunos vestigios que resurgen al desprenderse las raíces de grandes árboles que en su caída descubren las estructuras prehispánicas.
“Cuando hay tormentas, los árboles que expanden sus raíces, caen, provocan derrumbes y cortes piramidales. Se requiere más vigilancia; en realidad es necesario poner más interés en ese patrimonio” histórico-cultural, sostuvo el guía turístico.
El juego de pelota recuerda victorias y derrotas de sus protagonistas, que en la realidad aterrizaba en el sacrificio voluntario para acceder “a la inmortalidad”.
El capitán del equipo perdedor era decapitado al terminar el juego, a diferencia del que ganaba, que también aceptaba el degollamiento en medio de honores y festividades, “porque había obtenido ya el paso a la inmortalidad”.
Aquellos juegos, precisó Cabrera, una especie de futbol y basquetbol “muy duro”, se realizaban cuando algo importante ocurría en el cielo, un eclipse solar, un alineamiento planetario.
El firmamento con esas señales revelaba que “los dioses estaban presentes, viendo quién de los nobles se iba a inmortalizar”, relató.
En Palenque destacan la Reina Roja y el Rey Pakal, El Grande (“Producto Divino de la Casa del Sol”), el gobernante que vivió el esplendor máximo de la ciudad.
La tumba de Pakal, señaló Eduardo Cabrera, se encuentra en el único edifico, después de Egipto, de corte piramidal con sarcófago de una sola piedra caliza labrada a mano que pesa 15 toneladas.
De la ciudad de los mayas surgió también, envuelta en el misterio y las interrogantes, La Reina Roja, cuyos vestigios aparecieron en 1994, el año del alzamiento armado indígena en Chiapas, que coincidió con los episodios de inestabilidad que caracterizaron la época de la gobernante maya, hace unos mil 300 años en las profundidades de la selva, afirman los estudiosos.
Pese a que La Reina Roja ha sido identificada como Tz'akbu Ajaw (Guacamaya Blanca) y probable esposa de Pakal, El Grande, las preguntas en torno suyo continúan.
nrv