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La destrucción sufrida por Palmira (Siria) por la acción deliberada del Estado Islámico es no solo un atentado contra el patrimonio histórico y arqueológico, sino "un crimen contra los recuerdos" y contra la memoria de quienes habitaron esta ciudad siria hace 2 mil años.
Esa es la opinión que expresa el arqueólogo e historiador francés Paul Veyne, especialista en la Roma antigua y con energía, a sus 86 años, para alzar la voz y denunciar tanto una "dramática destrucción" como el desconocimiento generalizado de "lo que era exactamente Palmira".
En "Palmira, el tesoro irremplazable" (Ariel) traza un retrato breve y destinado al gran público sobre la larga y rica historia del sitio grecorromano de Palmira, el más suntuoso de los excavados por los arqueólogos junto a Pompeya (Italia) y Éfeso (Turquía).
"Cuando supe de la destrucción de templos en Palmira -los de Baal Shamin y Bel principalmente- estaba tan furioso que como no podía sacar un fusil, decidí escribir el libro".
Una obra que es una versión aligerada de un volumen más detallado y erudito que Veyne escribió hace quince años sobre la brillante historia de Palmira, en el que ahora el autor incluye algunas reflexiones sobre la destrucción de algunas de sus joyas arqueológicas, así como fotos del antes y el después de que fuera tomada por el Estados Islámico.
"Con la destrucción de Palmira por la organización terrorista Dáesh, toda una parte de nuestra cultura y de mi objeto de estudio acaban de volar brutalmente en pedazos", señala Veyne en la introducción.
Y se pregunta: "¿Por qué un grupo terrorista saquea los monumentos inofensivos de un lejano pasado (o los pone a la venta)? ¿Por qué destruir esta Palmira que fue declarada por la Unesco patrimonio mundial de la humanidad?".
Tras la salida del EI en marzo pasado, se pudo constatar la desaparición del Arco del Triunfo y la destrucción de los templos de Baal Shamin y Bel, además de graves daños en el Hipogeo de los Tres Hermanos.
"Hablamos de una destrucción dramática", asegura Veyne en una conversación telefónica.
Por un lado "se han destruido vestigios, reliquias que no son reliquias de una religión sino de la Humanidad" y por otro es "un atentado, un crimen contra un momento histórico (...), contra nuestros hermanos de hace 2 mil años".
Porque la mayor parte de los restos arqueológicos de Palmira corresponden a la época de ocupación romana, que se desarrolló desde el siglo I a.C hasta el III d.C.
Unos restos "suntuosos", de una riqueza solo comparable a la de Pompeya (Italia) y Éfeso (Turquía), resaltó el historiador, para quien el objetivo de los terroristas islámicos no es tanto la destrucción en sí misma sino atacar a las convicciones de Occidente.
"Saben que nosotros, los occidentales, respetamos los momentos del pasado humanos. Ellos no, para ellos la historia comienza en el año 622" cuando el profeta Mahoma huye de La Meca a Medina.
Antes de esa fecha, solo existen los "falsos dioses" y por eso para el EI destrozar Palmira es un ataque directo y voluntario contra Occidente, no un acto de guerra, señaló el experto.
Además han elegido Palmira y no otros lugares arqueológicos porque antes de la guerra era uno de los puntos más visitados por los turistas occidentales.
Y a la destrucción de algunos de los templos mejor conservados de la ciudad se une el tráfico ilícito de piezas, que están siendo vendidas a coleccionistas principalmente de América del Sur y Japón, resaltó Veyne.
Un problema, alertó, que ahora afecta a Siria pero que se podría extender a lugares como la Alhambra o la catedral mezquita de Córdoba, también en el punto de mira de los islamistas.
Como señala Veyne en el cierre de su libro: "Decididamente, no conocer, no querer conocer más que una cultura, la propia, es condenarse a vivir en la oscuridad".
nrv