Expertos del () descubrieron, al interior de cinco cuevas y un abrigo rocoso en las faldas del cerro de la Silla o Águila, en la región de la Montaña en Guerrero, gráfica rupestre, con lo que podría ser de las primeras representaciones de españoles pintadas por indígenas nahuas poco tiempo después de la Conquista; una escalera hecha con madera y lianas; así como cerámica y lítica.

En las paredes de una de las cavidades de esas cuevas se observan personajes ataviados a la usanza española del siglo XVI, con pantalones abombados, gorgueras y sombreros de ala ancha decorados con plumas; algunos portan una especie de peto como armadura, espadas y armas de fuego similares a los arcabuces, otros van montados a caballo o en bestias que podrían ser burros o mulas.

Los arqueólogos del centro del INAH Guerrero, Jorge Alberto Hernández Flores y Antonio Hermosillo, junto con el arquitecto José Luis López Suárez, acudieron a la comunidad de Santa Cruz Lomalapa, municipio de Olinalá, para atender una denuncia sobre la presencia de material arqueológico y gráfica rupestre.

En la primera incursión en la zona —en agosto de 2015— también identificaron materiales cerámicos y líticos correspondientes a los periodos Clásico (200–650 d.C.) y Posclásico (900-1521 d.C.).

La primera oquedad está conformada por cuatro cámaras, ahí un vecino de ese sitio halló una escalerilla rudimentaria conformada por ramas de madera suspendidas de lianas de unos tres metros de altura, así como una figurilla de piedra verde.

En la segunda cueva se identificó un panel en el que se aprecian representaciones de manos, cuya palma está formada con un óvalo y los dedos con líneas en color blanco.

La tercera oquedad es la más rica en gráficos rupestres, en su interior se hallaron seis paneles, tres de ellos con figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas trazadas con pintura blanca.

En el panel 1 se observa la imagen una serpiente ondulante con las fauces abiertas y lengua bífida, así como un personaje antropomorfo en posición sedente que porta una máscara con pico y tocado que, de según los especialistas, quizás se trate de una representación de Ehécatl-Quetzalcóatl.

En el muro 2 se identificó un personaje en posición erecta con torso cuadrangular, una cabeza humana de perfil y elementos geométricos. En el panel 3 está la representación de un individuo de sexo masculino ataviado a la usanza española, posiblemente del siglo XVI, porta pantalones cortos abultados, sombrero, espada y esgrime un arma de fuego, además de una secuencia de puntos paralelos a una línea de un metro de largo.

El muro 4 tiene diversos motivos de tipo antropomorfo, zoomorfo y geométrico entre los que sobresalen tres hombres con atuendos europeos, uno semicompleto con miembros extendidos hacia arriba, otro con capa y traje rayado, que parece portar espada y una arma de fuego, y otro de complexión robusta. También se plasmaron tres caballos: dos terminados y uno a manera de bosquejo, así como una mujer indígena, entre otros dibujos.

En el panel 5 se distingue la impronta de una mano, y lo que podría ser un (cánido o un puerco), un ave y motivos esquemáticos de astros. En el muro 6 hay diversos personajes vestidos con ropajes ibéricos, unos montados en bestias y un personaje de sexo femenino con vestimenta europea. En el lecho de la oquedad  se descubrió mucho material cerámico cantidades, piedras de molienda  y fragmentos de metate.

En el abrigo rocoso se identificó un panel con ocho motivos, entre los que destacan la representación de un chalchihuite, una cabeza de serpiente con tocado y lengua bífida  y una especie de mapa, ahí se aprecia la representación de ese cerro y el río Tlepaneco.

Las representaciones de individuos españoles se asemejan a los plasmados en códices coloniales como el Lienzo de Tlapa, Azoyú y de Cualac; mientras que las figuras zoomorfas tienen el estilo pictórico del Códice Azcatitlán, indicó el arqueólogo Hermosillo Worley en un comunicado el INAH.

nrv

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