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El artista español Manolo Valdés puebla desde hoy la emblemática plaza Vêndome con seis cabezas femeninas de dimensión monumental creadas para la ocasión y, por primera vez, coloreadas, que cobrarán vida bajo la luz de París.
Valdés (Valencia, 1942) contribuye así a la reinauguración de esa plaza tras más de dos años de trabajos por la restauración de la Columna Vêndome y de la fachada del hotel Ritz.
El sitio, de gran importancia histórica, servirá como marco arquitectónico para el grupo de esculturas de aluminio, hierro y mármol, decoradas con enormes ornamentaciones como tocados y aretes.
"El decorado no puede ser mejor, es una de las plazas más bonitas del mundo y el hecho de que sea un lugar recogido permite que se puedan ver de manera más tranquila", dijo Valdés, quien confesó que "al mismo tiempo, eso te carga de responsabilidad".
La exposición estará abierta al público hasta el 5 de octubre gracias a la colaboración de la Galería Marlborough, quien ha puesto en escena estas nuevas obras del artista valenciano en París que "han nacido para viajar" y con las que ha dado un paso más en su proceso creativo.
"Ha sido toda una hazaña conseguir el permiso para exponer en la plaza Vêndome y hoy Valdés podrá inaugurarla, algo notable por la historia del lugar, que ha acogido a grandes artistas como Chopin o Hemingway", dijo el director de la Galería Marlborough en Nueva York, Madrid y Barcelona, Pierre Levai.
El pintor y escultor expresó su eterno agradecimiento hacia París, adonde viajó cuando era estudiante de arte en Valencia y donde quedó impresionado por los artistas modernos y sus métodos de "crear arte" en contraposición a lo que conocía. "En ese viaje descubrí la libertad", admite.
Estas cabezas de mujeres con ornamentos se inspiran en una exhibición de escultura africana que visitó el artista en el Metropolitan y en el que "había mujeres con adornos exagerados". Para él, estas obras son "una excusa par contraponer dos maneras de hacer escultura: es un conjunto entre el personaje y el decorado".
En esta ocasión, ha trabajado por primera vez el mármol en grandes proporciones y ha introducido el color para añadir plásticamente otro estilo de esculturas. "Al pintar esos bronces y hierros, me recuerda a esas planchas de los barcos con pintura gruesa", dijo Valdés, un apasionado de la pesca.
Las seis figuras perfectamente repartidas en la plaza (3 en cada lado) gozan de grandes dimensiones como "Los Aretes", que mide unos seis metros de largo y representa una mujer portadora de unos pendientes azules tan grandes como su cabeza, o "La mariposa", en la que una enorme mariposa, ornamento preferido del artista que simboliza la belleza interior, adorna la frente de la figura.
"Cuando he visto las esculturas instaladas aquí me he sentido bien, no he visto que sean estridentes con el entorno, las he encontrado integradas y veo que las estatuas azules tiene el color de las puertas y que las blancas se parecen a las fachadas. He sentido como si hubieran estado siempre", agregó.
Admite que seguirá haciendo el mismo trabajo con estatuas del mismo tamaño, "aunque no tenga un lugar donde enseñarlas".
Su estilo se caracteriza por majestuosas figuras femeninas como "Las mininas" en Madrid o la "Dama de Elche" en Valencia.
Influenciado por los clásicos, cree que la imagen femenina "da más libertad a la hora de pensar en una representación, para hacer figuras más abstractas que no tengan que ver con una batalla o un descubrimiento, como ocurre en las figuras masculinas".
Ahora, en su madurez artística, considera que nada ha cambiado para él: "Voy al estudio cada día a hacer mi trabajo y en función de cada momento cuento una u otra cosa, según lo que me preocupa en ese momento". Aunque admite que solo con el tiempo se da cuenta de la evolución, que va "poco a poco".
nrv