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El Museo de Malawi, en el sur de Egipto, reabrió hoy sus puertas al público, después de tres años de clausura forzada, tras el asalto y saqueo que sufrió en agosto de 2013, en el marco de los disturbios desatados después del desalojo sangriento de unas acampadas islamistas en El Cairo.
En la inauguración oficial, el ministro de Antigüedades, Jaled al Anani, destacó que Egipto preserva su historia y patrimonio frente a cualquier "amenaza".
El titular señaló que el museo fue expuesto a una "violencia y terrorismo horribles", en referencia al asalto, en el cual la gran mayoría de las poco más de mil piezas fueron sustraídas y otras golpeadas.
"En 2013, el 95 por ciento de las piezas del museo fueron robadas y 656 fueron recuperadas", dijo el ministro, antes de mostrar la disposición de Egipto a reconstruir y preservar su patrimonio "a pesar de los ataques".
En este sentido, quiso subrayar que "la reconstrucción del museo es un éxito y una victoria de Egipto frente al terrorismo".
En su momento, la UNESCO expresó su condena y preocupación por los daños registrados en el Museo de Malaui, situado a unos 320 kilómetros al sur de El Cairo, en el que 48 objetos fueron destruidos o quemados, lo cual fue considerado como "un daño irreparable a la historia y la identidad del pueblo egipcio".
El 13 de agosto de 2013, las autoridades surgidas tras el golpe de Estado del 3 de julio de ese mismo año, ordenaron el desalojo de varias acampadas organizadas en apoyo del depuesto presidente Mohamed Mursi, lo que desató una ola de violencia en todo el país, en la que murieron cerca de mil personas.
Las piezas robadas fueron recuperadas en los meses siguientes al asalto por la Policía egipcia y fueron restauradas hasta volver al museo, que alberga ahora nuevas piezas que anteriormente se encontraban almacenadas.
El propio edificio fue sometido a una limpieza de cara y ahora presenta un aspecto más moderno e incorpora elementos del patrimonio social y cultural de la provincia de Minia, donde se encuentra Malaui.
nrv