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El arquitecto mexicano Manuel Larrosa (1929-2016), autor de obras como la aduana de Tijuana, murió la madrugada de este lunes a consecuencia de un padecimiento pulmonar.
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) confirmó la noticia y expresó sus condolencias a la familia del reconocido arquitecto, cuyo legado y trayectoria fueron distinguidos el pasado 2 de septiembre con la Medalla Bellas Artes.
Nacido en la Ciudad de México, en 1929, desde el inicio de su carrera estuvo asociado con el arquitecto Guillermo Rossell de la Lama (1925-2010), con quien realizó obras como la Capilla Abierta y la Plaza de los Abanicos en Morelos, así como el Palacio de Gobierno, la Casa de la Juventud y el Instituto Tecnológico del Noreste en Tamaulipas.
Una de las más famosas es una casa habitación en la calle Héroes de Padierna en San Jerónimo, en la Ciudad de México, a la que el poeta Juan Carvajal le dedicó un poema.
A Larrosa se le debe además la construcción del Teatro Casa de la Paz, cuyo mural fue elaborado por el pintor abstracto Manuel Felguérez.
Según el sitio arq.com.mx, también proyectó y construyó la ampliación del hospital del ISSSTE en Zacatecas y la clínica de rehabilitación humana en la calle Álvaro Obregón de la Ciudad de México, para muchos un lugar conmovedor, pues fue pensada para quienes fueron operados y recibieron una prótesis ortopédica.
Como urbanista, el arquitecto mexicano desarrolló los planos reguladores de Tijuana, Mexicali y Ensenada, y promovió el novedoso proyecto museo dinámico, que consistía en habilitar sus edificaciones como salas de exhibición y de escenificación de obras teatrales.
Entre los artistas que expusieron sus obras plásticas en esos lugares se encuentran Manuel Felguérez, Vicente Rojo y Alberto Gironella, mientras que Juan José Gurrola y Alejandro Jodorowsky presentaron allí sus obras de teatro.
También publicó libros sobre Abraham Zabludovsky, Ángel Borja y Fernando González Gortázar, y por más de tres décadas escribió sobre arquitectura y urbanismo en diarios y revistas, donde reflejó una postura que rechaza la escritura cómoda.
El pasado 2 de septiembre le fue concedida la Medalla Bellas Artes en un acto solemne en el máximo recinto cultural del país, donde la titular del INBA, María Cristina García Cepeda, hizo un reconocimiento al talento, la trayectoria y el legado a la cultura de este país, de un humanista comprometido con la creación, el estudio, la valoración y difusión del patrimonio artístico.
Ponderó también sus reflexiones acerca de las problemáticas y alcances del arte como una constante en las variadas facetas de su ejercicio profesional, en sus proyectos arquitectónicos y urbanísticos, en su vasta literatura periodística, así como en su actividad editorial y docente.
En su oportunidad Larrosa agradeció el tributo y recordó que para él la arquitectura siempre fue “la compañera solidaria de nuestra vida desde nuestra primer habitación hasta la tumba, puerta al infinito”.
Los arquitectos, sostuvo, “reciben la honrosa tarea de sembrar cultivar y cosechar la hermosa planta de la casa habitáculo que tiene su raíz en los cimientos, su tallo en los muros, sus flores en las ventanas, y su fruto en la luz.
“En vez de arquitectura actualmente se produce hojarasca por los usurpadores de esa actividad que dominan la producción de espacios para la convivencia. Estamos reunidos en torno a ese tema, y es pertinente decir que no sólo la arquitectura, la vida en todas sus expresiones están amenazadas seriamente”, advirtió el homenajeado.
Autoridades culturales ponderaron, en esa oportunidad, el talento, trayectoria y el legado a la cultura de este país de un “humanista comprometido con la creación, el estudio, la valoración y difusión del patrimonio artístico”
nrv