Mientras el gobierno de la Ciudad de México ha invertido 378 millones de pesos en la remodelación del Papalote Museo del Niño, un recinto ideado desde la iniciativa privada cuyos costos de admisión no son accesibles para todos, en la capital siguen pendientes proyectos de infraestructura cultural.
Es el caso de la rehabilitación del Centro Cultural Ollin Yoliztli, al que este año se le destinaron apenas 50 millones de pesos, recursos que, reconocen los propios asesores de la Secretaría de Cultura local, son insuficientes para las necesidades de este inmueble que ha funcionado como sede de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y que se ha deteriorado a lo largo de 40 años, por lo que requiere mantenimiento profundo.
Además, en Milpa Alta está pendiente la conclusión del nuevo edificio para ampliar la Fábrica de Artes y Oficios de la Ciudad de México (FARO). Este proyecto, que anunciaron se concluiría en julio de 2015, apenas registra 20% de avance y ha tenido una inversión de 8 millones de pesos este año.