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El Fideicomiso del Centro Histórico (FCH) retomará próximamente los trabajos de recuperación de la vivienda más antigua del centro de la Ciudad de México, ubicada en el número 25 de la calle de Manzanares, en pleno corazón de La Merced.

El inmueble, el único de tipo habitacional que queda en pie desde el siglo XVI, permanecía abandonado y al borde del colapso, pero durante una primera fase de obras se ha logrado afianzar sus muros, quitar la maleza que invadía sus paredes y las construcciones posteriores que ocultaban sus elementos originales.

El predio de aproximadamente mil metros cuadrados fue expropiado hace unos años por el gobierno capitalino como parte de un programa para proyectos de vivienda de interés social, pero cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia determinó su valor histórico, el Fideicomiso del Centro Histórico decidió restaurarlo e instalar ahí un recinto de carácter comunitario y cultural.

Sin embargo, a falta de continuidad en los trabajos, actualmente el patio con sus lavaderos y una pileta de agua, así como sus rincones, lucen invadidos por la vegetación.

El problema, explicó en entrevista José Mariano Leyva, director del organismo, es que fue apenas este año cuando se concluyó el proceso de expropiación.

“El Fideicomiso terminó de pagar el predio este año. Fueron tres millones y medio, una parte ya la había dado el INVI”, sostuvo.

Ahora, aseguró, están a la espera de recibir los 3.1 millones de pesos que este año se han destinado al proyecto a través del programa Ciudades Mexicanas del Patrimonio Mundial para comenzar la segunda parte de recuperación. El objetivo para esa etapa, detalló Iris Infante Cosío, directora de Desarrollo Inmobiliario del FCH, tendrá como objetivo recuperar totalmente tres habitaciones de las 16 que existen y comenzar con la colocación de los techos.

Según Infante Cosío, será el siguiente año cuando comenzarán la última etapa de recuperación, para lo cual se requerirán otros 7.5 millones de pesos.

Este proyecto de recuperación, a cargo del arquitecto Juan Benito Artigas, tiene como objetivo final utilizar los espacios del inmueble para talleres y actividades dirigidos a los niños de esa zona, que tradicionalmente ha estado vinculada  a la prostitución y otros problemas sociales.

Una vez recuperados los espacios, aseguró Leyva, trabajarán con la Secretaría de Cultura federal para promover el quehacer musical, a través del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), iniciativa que busca llegar a las localidades marginales o más desprotegidas del país.

La propuesta, señaló el también historiador, es cambiar de giro esta zona del centro de la ciudad y recuperarla como un espacio para las decenas de niños que ahí habitan.

Además, en una de las primeras crujías del inmueble se instalará un museo de sitio que contará la historia de esta casa, cuyos muros dan cuenta de “un mestizaje arquitectónico”.

Ubicada en el tercer Callejón de Manzanares, con su puerta de madera y de fachada sencilla, la casa sigue en pie a pesar de los diversos usos y modificaciones que ha sufrido.

Construida entre 1580 y 1590, la casa que en diversos momentos funcionó como casa habitación y albergó accesorias comerciales, es la única que sobrevivió a la gran inundación de 1629.

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