Abandonado tras el fin de la monarquía en 1952 y cerrado de nuevo tras la revolución de 2011 por motivos de seguridad, el palacete Rincón de Faruq reabrió hoy sus puertas para dar a conocer uno de los lugares de esparcimiento durante el ocaso de la realeza egipcia.

Este recinto de descanso fue mandado construir por el último rey de Egipto, Faruq, a principios de la década de los 40 a las afueras de El Cairo y a orillas del río Nilo, rodeado de unos jardines en los que no faltaron plantas exóticas.

Diseñado por el arquitecto Mustafa Fahmi, el edificio consta de tres pisos que guardan valiosas antigüedades y reproducciones de piezas faraónicas del ajuar de Tutankamón, entre ellas su trono y su cama, además de los muebles más modernos de la época.

En la entrada destaca una estatua de bronce de una mujer con un arpa de estilo faraónico, mientras que en el comedor y la sala de la chimenea se exhiben desde una radio antigua a fotografías de Faruq. Una escalera de mármol conduce a la azotea con vistas al Nilo.

El lugar elegido para levantar este palacete fue la ciudad de Heluán, al sur de El Cairo, donde la mayoría de los gobernantes y príncipes de la dinastía de Mohamed Ali (1769-1849) pasaron temporadas en invierno por su clima más caluroso.

La directora del museo Rincón de Faruq, Suheir Sabri, explicó durante la inauguración que la realeza acudía a esta zona tras la construcción de unos baños de aguas termales y un hotel para los visitantes extranjeros, lo que llevó a denominar a Heluán como "la ciudad de los nobles y los reyes".

Se desconoce el uso dado por Faruq a este palacete, aunque se cree que el monarca estuvo en él en contadas ocasiones para organizar fiestas o reuniones nocturnas en su azotea, según Sabri.

Poco disfrutó de todas formas el rey de este espacio de recreo, ya que en 1952 la llamada Revolución de los Oficiales Libres, capitaneada por Gamal Abdel Naser, puso fin a la monarquía e instauró una república.

El palacete quedó abandonado hasta que en 1976 el Ministerio de Antigüedades egipcio se hizo cargo del mismo y lo transformó en un museo, cuyas puertas cerraron de nuevo en 2011.

"El edificio fue lamentablemente cerrado por el caos que siguió a la revolución de 2011", dijo a la prensa el ministro egipcio de Antigüedades, Jaled al Anani, quien destacó que se reforzaron las medidas de seguridad en el interior y el exterior antes de reabrirlo.

Al Anani señaló que en tres semanas los expertos dejaron el museo a punto y que su reapertura es "un mensaje sobre el interés de Egipto en preservar su patrimonio cultural".

La directora del museo detalló que el palacete sufrió varios intentos de asalto en estos años y que ahora se han colocado cámaras de seguridad y extintores de fuego, entre otras medidas.

Su ubicación periférica ha expuesto el museo a mayores peligros, en especial porque en Heluán -considerado un feudo de los Hermanos Musulmanes- se han registrado varios incidentes en los últimos años.

Heluán ha sido escenario de manifestaciones de los islamistas contra el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y de algunos ataques, el más grave en mayo pasado, cuando ocho policías fueron asesinados por la filial local del grupo terrorista Estado Islámico.

Pese a ello, el ministro de Antigüedades consideró que ya no hay motivos para mantener cerrado el museo, que va a formar parte de un recorrido turístico a lo largo del Nilo.

Este circuito cultural por el río a su paso por El Cairo incluye, además del Rincón de Faruq, el Museo Egipcio, en el centro de la capital, y el palacio de Mohamed Ali y el de Al Manesterly, en la isla de Roda.

sc

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses