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Un estudio arqueológico confirma que las esculturas de cautivos de guerra descubiertas en Palenque, Toniná y Yaxchilán, fueron hechas durante crisis de las grandes urbes mayas y no eran símbolos de poderío de esos sitios como se pensaba.
Así lo destaca el INAH en un comunicado, donde la arqueóloga Gabriela González del Ángel añade que los estudios que esas expresivas tallas en piedra -que exhiben la deshonra del prisionero- se hicieron después de sufrir alguna derrota, tras el dominio de otra ciudad o al instaurarse un nuevo linaje gobernante. Las piezas pertencen a esos tres centros urbanos mayas, que mantuvieron dominio regional en el periodo Clásico (200-900 d.C.) y que hoy en día constituyen importantes zonas arqueológicas del estado de Chiapas.
González del Ángel desarrolló su tesis de licenciatura en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) para ahondar en la función que cumplieron las representaciones de cautivos dispuestas hace más de mil 300 años, a lo largo del siglo VII y parte del VIII d.C., en las áreas cívico-ceremoniales de Palenque, Toniná y Yaxchilán.
La investigadora, quien ha colaborado en la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destaca en su análisis iconográfico basado en el estudio de las posiciones de los individuos sometidos, que estos se muestran arrodillados o sentados con las manos atadas a la espalda y el cabello sujeto; escasez de ropas y atavíos como orejeras de tela, además de hacer un comparativo de la ubicación de las esculturas en espacios públicos o restringidos, y de los momentos en que fueron elaboradas.
A partir de este cotejo, destacó, "podemos apreciar que en su mayoría las tallas de cautivos se concentran en dos o tres gobiernos en cada ciudad. Es decir, no todos los antiguos soberanos mayas mostraron interés por este tipo de imágenes".
En Palenque, las esculturas datan de los mandatos de K’inich Janaab Pakal II y de su nieto, K’inich Ahkal Mo’ Nahb III.
"Pakal fue el primer ajaw (gobernante) del nuevo patrilinaje impuesto y las representaciones de cautivos en su gobierno se ubicaron lo mismo en espacios públicos que privados", se indicó.
Por su parte, Ahkal Mo’ Nahb —quien sucedió a un gobernante palencano capturado en la ciudad de Toniná y devuelto como vasallo– comisionó este tipo de monumentos en espacios más bien restringidos, como son los Paneles del Escriba, El Orador, el Templo XXI y el Tablero de los Esclavos, apuntó González.
La mayor producción de estas esculturas en la ciudad enemiga de Palenque, Toniná, se dio bajo el mandato de K’inich Baak Nal Chaak y el Gobernante 8. El primero asumió el trono después de la derrota a manos del Gobernante 2, de Palenque, y la consecuente destrucción de varios edificios de la ciudad. Las esculturas comisionadas por K’inich Baaknal Chaak fueron dispuestas en lugares abiertos y cerrados de Toniná.
Un fenómeno semejante se dio en Yaxchilán, un sitio a orillas del río Usumacinta que separa a los actuales territorios de México y Guatemala. Las esculturas de cautivos de este sitio datan de los mandatos de Itzamnaaj Bahlam III y Pájaro Jaguar IV.
Itzamnaaj Bahlam III tomó el control de Yaxchilán luego de un periodo en el que al parecer estuvo dominado por Piedras Negras (en Guatemala), por lo que ordenó la elaboración de al menos cuatro estelas, tres dinteles y una escalera jeroglífica en las que aparecen representaciones de cautivos.
“Lo que se observa es que en cada una de estas tres ciudades mayas, uno de sus gobernantes (K’inich Janaab Pakal II en Palenque, K’inich Baaknal Chaak en Toniná e Itzamnaaj Bahlam III en Yaxchilán) empleó las representaciones de cautivos como violencia fundadora de derecho al colocarlas de forma estratégica tanto en espacios públicos como privados”.
La muerte y el sacrificio público perpetuados a través de estos monumentos, fungieron como negociadores de las relaciones asimétricas, de la legalidad y la legitimidad del ejercicio del poder entre distintos grupos.
jpe