La decoración de los espacios de la crujía norte del Ex Convento de San Pablo, en Oaxaca, incluidos los que funcionaron como aulas del antiguo Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde se instruyeron personajes como Benito Juárez, fue recuperada por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Fernanda Martínez Camacho, restauradora de la sección de Conservación-Restauración del Centro INAH Oaxaca, informó que durante la labor se localizaron los acabados arquitectónicos con o sin policromía de esa parte del conjunto conventual, y fue posible determinar sus temporalidades y usos, entre ellos el de institución educativa en el siglo XIX.

En un comunicado, señaló que los investigadores del INAH exploraron la planta baja del edificio (que formó parte del corredor del deambulatorio norte y áreas que correspondían al refectorio y al profundis), así como el pasillo del claustro y las celdas, en la parte alta.

El Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, antecedente de la primera universidad en Oaxaca, abrió sus puertas de 1830 a 1860. En él se encontraron aulas que fueron habilitadas en las celdas y puertas transformadas; en la parte superior había cartelas que indicaban su función o las clases que se impartían en cada salón.

Históricamente, dijo la especialista, se sabía que las instalaciones se ubicaban en un área del primer convento dominico construido en esa ciudad (en 1529), sin embargo, se carecía de evidencias materiales que indicaran los sitios específicos utilizados como aulas. En el lugar se forjaron personajes cuyos ideales y principios sentaron las bases de México como nación.

El proyecto de colaboración entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y el INAH surgió a petición de la instancia privada, que en 2014 adquirió el inmueble y solicitó al instituto hacer un diagnóstico del edificio que alberga la crujía norte del Ex Convento de San Pablo; aun cuando la recuperación de la mayor parte del inmueble concluyó en 2012, faltaba ese espacio.

“La labor consistió en hacer levantamientos gráficos y fotográficos, además de calas estratigráficas para descubrir la sobreposición de capas de aplanados y pintura mural que tenían los muros y bóvedas, con el fin de saber cuáles eran las áreas que aún conservaban estratos originales”. refirió.

Se encontraron muchas capas sobrepuestas, hasta 14 en algunas áreas como el deambulatorio del claustro alto, que fueron analizadas para entender la evolución y los usos del edificio, además de saber cómo se dividió y sus modificaciones materiales, hasta llegar a la etapa primigenia de la construcción del inmueble del siglo XVII.

Durante la exploración arqueológica (que también desarrolló el Centro INAH Oaxaca) se encontraron los cimientos del edificio del siglo XVI, que fueron derruidos y reconstruidos en el XVII.

En la crujía norte se localizó gran cantidad de aplanados que corresponden a la época del convento, los cuales han sido recuperados, consolidados y restaurados, lo que le devolvió su aspecto y trazo original al deambulatorio norte, a las habitaciones de uso común, al refectorio y al profundis localizados en la planta baja, así como al corredor y a las celdas del claustro, en la parte alta del inmueble.

Fernanda Martínez mencionó la localización y restauración de la primera decoración que data del siglo XVII, además de guardapolvos en color rojo, cenefas de flores y líneas que enmarcan ventanas y puertas.

"En esta área había una cenefa a la mitad de los muros, que posiblemente decoró el profundis. De las etapas subsecuentes, se dejaron a la vista ventanas históricas con diferentes capas pictóricas, que dan una idea de los periodos relevantes para el edificio, como las adaptaciones realizadas para el Instituto de Ciencias y Artes; en algunas de las habitaciones se hallaron cenefas o policromía que decoraba a manera de papel tapiz, de líneas o flores, que ya corresponden a ocupaciones del siglo XX", acotó.

Los elementos decorativos en los muros blancos corresponden al siglo XVII; son un guardapolvo en color rojo almagre, marcos hechos con líneas y guirnaldas de flores en colores negro, rojo y verde, pintados alrededor de las puertas y ventanas; el profundis cuenta con una cenefa en verde, gris y azul.

Hay otras capas pictóricas hechas en el siglo XIX con una gama más amplia de colores, que va de grises a rosas. La planta alta tiene tonos naranja, en diseños que imitan elementos arquitectónicos que enmarcan puertas o vanos, decoraciones realizadas con esténcil y guirnaldas florales hechas a mano alzada.

Durante su ocupación, el inmueble sufrió diversas modificaciones: se abrieron puertas para acceso a los locales comerciales, se demolieron bóvedas y muros que estructuralmente eran importantes, todos estos elementos se reconstruyeron.

San Pablo fue el primer convento que se construyó en Oaxaca. Posteriormente, los dominicos destinaron todos sus recursos materiales y financieros para edificar el conjunto conventual de Santo Domingo de Guzmán. Para costearlo vendieron, a lo largo del siglo XVIII, las esquinas del atrio y la mayor parte de la huerta; eso ocasionó que el convento y su iglesia quedaran escondidos en el interior de una manzana, en el centro de la ciudad.

El INAH señaló que a partir de 2006, la Fundación Harp Helú inició la compra de los edificios que conformaban el convento para su restauración y conservación. En 2014, adquirió la parte que faltaba en el complejo conventual, la crujía norte, para su preservación y anexarla al Centro Académico y Cultural San Pablo.

Antes de la intervención, la crujía era una casa particular que tenía diferentes funciones: en la planta baja albergaba comercios, y arriba una casa habitación. Ahora, finalizó, tras los trabajos de conservación y restauración, será un lugar destinado a exposiciones culturales y una extensión de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, del Centro Académico y Cultural San Pablo.

sc

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