Algo inusual sucedió en el Pembroke College Chapelle en Cambridge, Inglaterra, el fin de semana: Un trío musical interpretó canciones que no se habían escuchado en más de mil años. Pero el tocar la música, que viene del trabajo The consolation of Philosophy, del filósofo romano Boethius, no era lo interesante. El hecho de poder transmitir la obra del filósofo al público, implicó resolver uno de los casos de robo bibliotecario más largos de la historia, sin mencionar el arduo proceso de descifrar los símbolos que representaban las notas musicales en la Edad Media.

El robo ocurrió en 1840, cuando un erudito alemán visitaba la universidad y subrepticiamente robó una página del manuscrito del siglo XI conocido como “Cambridge Songs”, de acuerdo con un comunicado de la universidad.

El alemán tomó las hojas y las llevó a casa donde quedaron ocultas hasta 1982 cuando Margaret Gibson, una investigadora de la Liverpool University, visitó una librería en Frakfurt. Cuando Gibson pidió los materiales de Boethius, descubrió que le faltaban hojas al manuscrito de la colección de Cambridge.

Resultó que la página que estaba desaparecida era el corazón de la colección de canciones.

"Sin ese extraordinario momento de suerte habría sido muy difícil la reconstrucción de las canciones”, dijo Sam Barrett, líder del proyecto para revivir las canciones y especialista en música medieval.

De acuerdo con un artículo de Ancient Origins, The Consolation of Philosophy es considerado uno de los mejores trabajos de la Era Clásica y fue admirado y traducido por Alfredo el Grande, Chaucer y la Reina Elizabeth I. La obra fue escrita mientras Boethius, que un tiempo fue un prominente senador y consul de Roma, esperaba a ser ejecutado por traición en contra de Theodric el Grande, uno de los primeros reyes Ostrogoth de Italia, la tribu que reinó después de la caída del Imperio Romano.

El libro toma la conversación entre Boethius y el espíritu de la filosofía. Es poco probable que alguna vez se considerara como una pieza musical, pero era muy común en la época medieval temprana que la poesía y otros trabajos se volvieran canciones.

Para Barrett, escuchar la música es la culminación de años de investigación. “Ha habido momentos mientras he estado trabajando en esto que siento que estoy en el siglo XI, cuando la música estaba tan cerca que casi la podías tocar”, comentó en una declaración. “Y son esos momentos que hacen que valgan la pena los 20 años de investigación y arduo trabajo.”

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