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La historia de la ciudad mexicana de Puebla se encuentra literalmente bajo tierra y a partir de hoy parte de ella se podrá conocer "in situ" gracias a la apertura al público de una red de túneles de unos 500 años de antigüedad.
A través del programa denominado "Los Secretos de Puebla", el ayuntamiento emprendió el rescate de los túneles, puentes y demás vestigios ocultos de esta ciudad colonial ubicada a unos 120 kilómetros de la capital mexicana para darlos a conocer al mundo.
Las primeras investigaciones revelan que los pasadizos subterráneos fueron construidos después de la fundación de la urbe en 1531, una de las primeras de la Colonia española, en una zona hasta entonces habitada por diferentes pueblos indígenas.
Los túneles se construyeron en los siguientes siglos a la par que iglesias, monasterios y edificios representativos.
En principio pudieron haber servido para trasladar las riquezas de la Iglesia católica y después como trincheras en la batalla del 5 de mayo de 1862 contra las tropas francesas.
El titular de la gerencia del Centro Histórico de Puebla, Sergio Vergara Berdejo, dijo que el rescate de dicha infraestructura describe la historia que se contaba de generación en generación.
"Empiezas a demostrar que las ciudades españolas se combinan con toda una infraestructura de las ciudades indígenas, las ciudades nacieron con una gran infraestructura en la parte baja, que te habla de puentes, canales, acueductos, de elementos de comunicación en esa época", señaló.
Explicó que se trata de un proyecto a largo plazo que puede extenderse por más de 10 años, ya que apenas se ha descubierto "un 3 % de lo que puede ser todo el desarrollo de la ciudad".
Dentro de ese pequeño porcentaje está el Pasaje Histórico 5 de mayo, que este martes abrió sus puertas al público después de que se retiraran toneladas de tierra y lodo durante nueve meses.
Ofrece 350 metros rehabilitados de un tramo que en su totalidad llega a los 10 kilómetros desde la parte de acceso en el centro de la ciudad de Puebla hasta un cerro conocido como zona histórica de la capital, "Los Fuertes de Loreto y Guadalupe".
Dicho túnel fue utilizado por militares para el traslado de polvorín o como refugio de tropas mexicanas, además de que fungió como un canal de comunicación entre distintas iglesias y monasterios.
Según el titular de la gerencia del centro histórico, los pasadizos pudieron ser utilizados como "carreteras ocultas" para un sector privilegiado de la sociedad.
Y es que por las dimensiones de los túneles, unos 7 metros de alto por 3 metros y medio de ancho, los caballos o carruajes bien podían circular por esa red.
También bajo tierra, en un primer nivel, se encuentran los puentes que conectaban la ciudad colonial con los barrios indígenas, separados por el río Almoloya.
Dicha separación es típica de las ciudades europeas, un patrón que se siguió a la hora de estructurar las urbes coloniales.
Puentes como el de Bubas marcaban la entrada a la parte española de Puebla. La estructura, bautizada así por la peste bubónica de esa época, conducía a un hospital atendido por la orden de los franciscanos donde se atendían a los enfermos.
El Puente de Bubas, inaugurado en diciembre pasado tras una labor de restauración que requirió una inversión de unos 325 millones de dólares, muestra las características arquitectónicas de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Las excavaciones continúan con el objetivo de descubrir los elementos que integraron Puebla antes y después de que su fundación en abril de 1531.
Esta ciudad fue declarada en 1987 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco y para la conmemoración de los 500 años de su fundación en 2031 se espera que quede lista y comunicada toda la red de túneles de la urbe.
rqm