Expertos del informaron sobre los avances y primeros resultados del análisis practicado al fardo mortuorio encontrado hace año y medio en un abrigo rocoso de la comunidad El Saucillo, municipio de Zimapán, Hidalgo, del que señalaron se trata de una osamenta prehispánica del sexo masculino de unos 20 años de edad y probablemente fue un ser seminómada.

Los especialistas, coordinados por Luisa Mainou, restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), indicaron que es uno de los esqueletos más completos y cuya antigüedad aún no se ha determinado.

En un comunicado del INAH, Luisa Mainou dijo que no es común que se abran los fardos para intervenirlos. Pero con éste lo hicieron, porque fue cortado por un miembro de la comunidad de El Saucillo cuando lo encontró.

Precisó que aunque la apariencia de los esqueletos antiguos puede indicar buenas condiciones de preservación, estos se desmineralizan y la colágena se degrada. Por ello, el esqueleto de Zimapán fue intervenido por medio de remineralización y bioconsolidación.

El antropólogo físico Jorge Gómez-Valdés, adscrito al Laboratorio de Antropología Física del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM, relató que éste es uno de los esqueletos prehispánicos más completos: “No le falta ningún hueso, presenta hasta huesos sesamoideos (que se caracterizan por ser pequeños, cortos y redondeados, de constitución fibrosa, que se desarrollan en el espesor de los tendones y en determinadas articulaciones)”.

La osamenta se encontró en posición flexionada lateral y pese a ser removida, conservó sus relaciones anatómicas en columna, manos y pies, además de encontrarse casi todas las carillas articulares, que hacen suponer que se trata de un entierro primario.

“La información biológica que arrojó es muy interesante; por un lado muestra que este individuo no tenía rasgos distintivos de los grupos mesoamericanos, como el modelado de la cabeza, y por otro presenta limado dental, lo cual permitirá plantear varias hipótesis”.

Ariana Aguilar, restauradora independiente adscrita al Centro INAH Hidalgo, agregó que el fardo mortuorio fue encontrado en un abrigo rocoso en julio de 2014 al sur de Zimapán, en lo que se considera una zona de transición de los grupos sedentarios de Mesoamérica y los nómadas del norte de México, por lo que esta persona podría pertenecer a esta comunidad.

El fardo mortuorio posee tres bandas elaboradas con algodón (material identificado por la bióloga Gabriela Cruz Chagoyán) en telar de cintura. Una de ellas se utilizó para amarrarlo y mide cuatro metros de largo. Esta pieza, es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes en cuanto a textiles, ya que una de sus puntas está trabajada con la técnica de trama discontinua.

El equipo que trabaja en la conservación, restauración e investigación del fardo lo integran Luisa Mainou, responsable del proyecto; el antropólogo físico Jorge Gómez-Valdés; la restauradora independiente Judith Gómez González; la arqueóloga Ariana Aguilar; la bióloga Aurora Montúfar, de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, Mariana Galán Tamez, artista plástica independiente, la bióloga Gabriela Cruz Chagoyán, adscrita a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), y Arturo Gómez Martínez, subdirector de Etnografía del Museo Nacional de Antropología.

rqm

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses