Juguetes de madera, como carritos, aviones, trompos, baleros y caballos de palo, permanecen olvidados en mercados, ya que ahora los niños y niñas piden a los Reyes Magos teléfonos celulares, tabletas o muñecas sofisticadas.

En los locales comerciales que se ubican en el mercado Chilapeño, de la colonia Progreso de este puerto, se observan canastos y anaqueles repletos de juguetes tradicionales.

Para evitar que se llenen de polvo, debido a que su venta no es constante, la señora Teresa Gómez envuelve los juguetes de madera con plástico y los coloca en un canasto, en espera de que sean comprados por algún cliente.

Sin embargo, dijo que la venta cayó mucho y de la venta total, 5 por ciento corresponde a los juguetes tradicionales; "pero sí hay gente que los compran, pero muy poco, ya no se venden como antes", mencionó.

La señora Teresa, originaria del municipio Chilapa, comentó que cuando los niños acompañan a su mamá al mercado, ha tenido la suerte que adquieren un trompo o balero, pero son pocos los menores a que les gustan estos juguetes.

Detalló que el costo de un balero de madera es de 25 pesos; un trompo, 35; caballo de palo, 75, caballo de trapo, 65; carros de madera, de 25 a 80 pesos, dependiendo el tamaño.

Afirmó que a veces las madres compran guitarras y tambores hechos de madera o los caballos, cuando a sus hijos se los piden en la escuela para algún evento artístico o exposición.

Durante el recorrido, Jaime Robles, un vendedor de artesanías, enseña el amplio surtido de carros de madera, aviones, trompos, baleros y muebles del mismo material, los cuales son muy poco demandados.

En la entrevista, dijo que antes estos juguetes tradicionales se vendían mucho, "a veces eran de 100 a 200 juguetes por mes y ahora eso terminó, y esos 100 juguetes se venden al año".

Indicó que la tecnología ha desplazado a estos juguetes de madera; "los niños quieren pura tecnología visual; música, estos juguetes ya no los entretienen", aseguró.

"Antes la gente se llevaba 15 juguetes de madera al día y más en estas fechas decembrinas y a unos días de la llegada de Reyes. Ahora ya no se venden como antes, las ventas bajaron mucho y las personas que lo compran lo hacen porque ses lo piden en las escuelas", dijo.

Jaime señaló que niños de Chilapa, de donde él es originario, juegan todavía con carritos de madera, trompos y baleros, pero el número de ellos va a la baja, porque éstos prefieren divertirse con un teléfono celular o tableta.

Por su parte, el psicoterapeuta Alejandro Urióstegui dijo que desde hace cinco años los juguetes tradicionales han dejado de gustar a los niños y eso se debe a la oferta de más dispositivos tecnológicos.

En entrevista, comentó que los niños imitan a los padres, y ahora muchos de ellos ya no se sientan con sus hijos a jugar con un balero, trompo, canicas y que incluso muchos menores no conocen esos juguetes.

Dijo que los mismos adultos no se los han mostrado ni le han dicho qué significado tienen o no se divierten con sus hijos con juegos de mesa, como pueden ser serpientes y escaleras.

Mencionó que los adultos han sido los responsables de que los niños prefieran juguetes caros y ya no los tradicionales.

Ejemplificó que ha visto casos en que para que un niño no haga una rabieta, los padres prefieren controlarlo al comprarle un teléfono o un iPad de 5 mil o 6 mil pesos.

"Los adultos han tenido cierta responsabilidad en esto, porque hay una imitación de lo que esta ocurriendo, y cuando van todos a un restaurante las personas están entretenidos con un teléfono y los niños también", sostuvo.

Consideró que es preocupante porque a la hora de comida, cuando están los padres e hijos, ya no hay un diálogo o una comunicación.

"Los padres ya no juegan el balero con los hijos, las canicas, juegos de mesa o trompo, porque ni siquiera los padres se los han enseñado, sólo les han enseñado tecnología y eso hace a los menores más individualistas y no tener contacto visual con otros niños", sostuvo.

sc

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