La práctica de vestir a los Niños Dios es un legado que guarda estrecha relación con costumbres devocionales de la época del virreinato en la Nueva España, “es una tradición que se ha construido por el pueblo, desde las comunidades más lejanas hasta la ciudad capital”, dice la restauradora Katia Perdigón.

En un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se informa que Perdigón realizó una investigación histórica, antropológica, teológica e iconográfica, con atisbos de cultura popular en su libro “Mi Niño Dios”, el cual es un acercamiento al concepto, historia, significado y celebración del Niño Jesús para el Día de La Candelaria, cuya investigación presentó como tesis doctoral.

Con base en documentación histórica, la investigadora rememora la manera como durante el virreinato y aún en los inicios del siglo XX se conmemoraba la Purificación de la Virgen Madre. E

l 2 de febrero, ella era la protagonista y no su hijo, se trataba de una celebración cuya parafernalia implicaba una procesión llevando candelas encendidas, y luego una misa en la que serían bendecidas tanto las velas como los niños pequeños de las familias.

El cambio en la festividad probablemente se dio en la segunda década del siglo XX, cuando la “levantada del niño”, es decir, su imagen dispuesta en el pesebre o nacimiento dentro de los hogares, dio cabida a tejer ropita ex profeso para llevarlo a presentar en charolas adornadas de sedas y papeles en la iglesia próxima.

Actualmente, dice la investigadora del INAH, “pocos devotos relacionan la vela con la festividad de la Purificación de la Virgen, este acontecimiento se ha suplido con la imagen del Niño Dios, de hecho la mayoría de los practicantes de esta celebración no saben para qué son las velas. Las candelas evocan la iluminación del mundo por el Salvador.

Tres años de investigación y otros 30 de experiencia, son los vertidos por Katia Perdigón en el libro “Mi Niño Dios”, que además contribuye a desechar “verdades” levantadas bajo supuestos, por ejemplo, la idea de que vestir al Niño Jesús fuera exclusivo para el Día de la Candelaria, y que tras de esta celebración haya orígenes prehispánicos.

Explicó que antes se vestía al Niño Dios en la Navidad, tanto en los templos como en diversos conventos. Esta acción también se hacía en la festividad de alguna Virgen que en su advocación llevará a su hijo en su regazo, como la del Rosario o del Carmen.

Por otra parte, se observan casualidades entre la vestimenta para efigies católicas y para las prehispánicas, así como ocurría con otros dioses de distintas culturas y épocas. Estamos hablando de una práctica cultural de vestir deidades. Es posible que ponerle ropa al Niño Dios, fuese una actividad promovida en los conventos femeninos de la Nueva España desde el siglo XVII hasta el XIX, añade Perdigón.

Es en la Ciudad de México donde se crean modas, los diseños salen del corazón del Centro Histórico. En el trabajo de investigación se observó que dentro de los circuitos comerciales, a los que se suman las revistas que se venden en los puestos de periódicos, existen más de cien modelos de ropa para subsanar las necesidades de los compradores.

En vísperas de la celebración del Día la Candelaria, cuando miles, por no decir, millones de familias católicas mexicanas aprestan los mejores ropajes para vestir a su Niño Dios y “presentarlo” en la iglesia más cercana, el INAH ofrece esta publicación  para los interesados en adentrarse en las particularidades de esta devoción mexicana.

cvtp

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