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El descomunal proyecto de infraestructura museística que impulsa el gobierno de Egipto va en serio. Se ha dado luz verde a la construcción de un museo sumergido en las costas de Alejandría, la segunda ciudad más grande del país africano.
En septiembre pasado, el ministro de Antigüedades Mamdouh Al Damati anunció la intención de revivir el proyecto luego de verse interrumpido en 2011 por la Primavera Árabe y tras recibir la aprobación de la UNESCO.
De acuerdo con el portal ArtNet, un grupo de especialistas y arqueólogos eligieron la ciudad costera de Alejandría por la cantidad de tesoros arqueológicos sumergidos en sus aguas, pertenecientes a la mítica civilización que fundó Alejandro Magno en el 331 a.C.
Para poder mostrar los secretos que resguardan las aguas encontradas del Río Nilo y el Mar Mediterráneo se invertirán más de 150 millones de dólares sin considerar que existe un proyecto para remodelar la infraestructura urbana de aquella región árabe con el objetivo de “reactivar el turismo e impulsar la economía egipcia después de una larga recesión”, dijo Youssef Khalifa, presidente de la Administración Central de Antigüedades del Bajo Egipto, al diario árabe Al Monitor.
El museo a cargo del arquitecto francés Jacques Rougerie incluirá cuatro edificios bajo el agua en forma de barcos, todos ellos cristalinos en su mayoría, que estarán interconectados en una extensión de 22 mil metros cuadrados, con la capacidad de recibir hasta 3 millones de visitantes al año.
Por su parte, Mohammed Mustafa, Director General del Ministerio de Antigüedades de Sunken, dijo que “el enorme costo del proyecto no será obstáculo para su realización con la cooperación de la UNESCO y la inversión extranjera”.
Sin embargo, destaca el portal News.com.au, se enfrenta un problema más grave que debe ser resuelto antes o a la par de la edificación del recinto: el agua turbia producto de los desechos residuales que vierte el país al Mediterráneo.
Un informe de la UNESCO destaca que “la bahía que aloja el patrimonio subacuático de Alejandría está muy contaminada. Esto no solo enturbia el agua, por lo que es difícil ver las reliquias, sino que también acelera la erosión”.
rqm