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La justicia alemana ha encontrado culpable de fraude a Leonardo Patterson, un conocido traficante internacional de piezas arqueológicas prehispánicas genuinas y falsas que ha operado en México al menos desde los años 80.

Ayer, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Procuraduría General de la República (PGR) emitieron un comunicado conjunto para dar a conocer la sentencia por fraude contra Patterson, ciudadano alemán de origen costarricense.

En el comunicado, las instituciones explican que el fallo del Ministerio Público alemán fue por vender “engañosamente una pieza de reciente manufactura a un ciudadano alemán, como un monumento arqueológico de origen mexicano, motivo por el cual se inició un proceso judicial en su contra”. La sentencia fue de sólo un año y tres meses, en beneficio al acusado por sus 73 años de edad.

En 2007, EL UNIVERSAL comenzó a investigar las actividades de Leonardo Patterson como traficante de piezas arqueológicas prehispánicas genuinas y falsas y en mayo de 2008 se documentó la historia del fraude de una cabeza olmeca falsa que Patterson vendió en Europa como pieza original y que le ha costado la condena por parte de la justicia alemana.

La historia de un fraude. Una cabeza olmeca de 97 centímetros de altura, 78 centímetros de frente y 67 de profundidad, tallada en piedra basáltica, era una de las piezas maestras de la exposición La cultura en el tiempo. América Prehispánica, que se montó en Santiago de Compostela, en España.

Pero la cabeza no era una pieza milenaria como alguna de las 17 cabezas monumentales que a la fecha han sido descubiertas en México. Ésta, de una talla y peso menores a las conocidas, también tenía una edad mucho menor: apenas cinco años.

Desde que fue esculpida en el patio de una casa en San Andrés Tuxtla, Veracruz, en 1992, hasta su exhibición en la sala de un museo español, la pieza había “envejecido” 3 mil años gracias a una red de especialistas en arte antiguo, abogados y otros profesionales que manifestaron por escrito la autenticidad de la pieza, coludidos con Leonardo Patterson en el fraude.

La cabeza fue esculpida en piedra basáltica por Luis Ernesto Bianchi Salbitano, un artesano de origen argentino, ya fallecido, que fue contratado por Patterson para dar forma a una pieza que supuestamente iba a servir de ornamento para una casa particular en Cuernavaca.

La pieza pudo salir de las aduanas del país como una simple reproducción acompañada con documentos notariales y fotografías del proceso de elaboración, y en Estados Unidos cambió de status gracias a las relaciones de Patterson con especialistas que se prestaron a autentificar la reproducción como una pieza antigua, como Frederick J. Dockstader y Russell, B. Hicken.

Ya en Europa, la cabeza olmeca llegó como parte de la colección de arte prehispánico de Leonardo Patterson y el fraude fue consumado cuando el traficante, respaldado por los documentos de los especialistas norteamericanos, aseguró en 2002 la cabeza olmeca en 48 millones de euros, a partir de una valuación de 60 millones de euros. La empresa de seguros contratada en Europa fue A on Re Worldwide.

Los documentos que consignan tanto la contratación del seguro como las anómalas valuaciones y dictámenes sobre la autenticidad de la pieza fueron compartidos en 2008 con EL UNIVERSAL por el investigador holandés Arthur Brand, quien ha colaborado con varias policías europeas en investigaciones sobre tráfico de antigüedades.

En la década pasada, Leonardo Patterson vendió la pieza a un coleccionista alemán de arte prehispánico en una suma desconocida. De acuerdo con fuentes consultadas por EL UNIVERSAL en Alemania, el coleccionista afectado es el empresario Anton Roeckl, residente en Suiza.

La colección Patterson, el gran pendiente. La cabeza olmeca falsa es sólo una pieza de la llamada colección Patterson que a la fecha está asegurada por las autoridades alemanas.

Luego de que en 2007 se documentó la existencia y el abandono de la colección en Santiago de Compostela por el diario El País, en España, y por EL UNIVERSAL en México, el INAH determinó que en ese acervo había piezas de procedencia mexicana.

A partir de entonces, el INAH pidió la intervención de la PGR y de la Secretaría de Relaciones Exteriores para repatriar los bienes arqueológicos ubicados en la colección de Patterson.

En el comunicado emitido ayer, el INAH recuerda que sus expertos concluyeron que un total de 691 objetos pueden atribuirse al patrimonio arqueológico del país.

A la fecha, las autoridades mexicanas no han tenido éxito en el reclamo para repatriar las piezas de interés para México que forman parte de la colección Patterson debido a que no se ha podido demostrar que salieron ilegalmente del país, de acuerdo con los criterios que marcan las leyes internacionales en la materia.

En abril de 2011, el INAH reconoció que la vía penal para recuperar las piezas fracasó y desde entonces se interpuso una demanda civil contra Patterson y se mantienen las gestiones diplomáticas para la repatriación de esos bienes.

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