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El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, consideró “un crimen de guerra” la demolición del templo de Baal Shamin en la antigua ciudad siria de Palmira. Por su parte, Irina Bokova, directora de la UNESCO, convocó a la comunidad internacional a unirse contra esta “persistente limpieza cultural” que está realizando el Estado Islámico (EI) contra Siria al robarle “su conocimiento, su identidad y su historia”.
El grupo de yihadista EI dinamitó el domingo el templo de Palmira, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1980 por la UNESCO (aunque algunas agencias manifestaron que el hecho ocurrió hace un mes).
Maamoun Abdulkarim, de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, afirmó que el templo fue destruido por EI utilizando una gran cantidad de explosivos, que causaron graves daños a la construcción grecorromana. La parte interior del templo resultó severamente dañada por la explosión, que además provocó el colapso de las columnas circundantes. Palmira fue ocupada desde mayo por el grupo extremista.
La destrucción del templo de Baal Shamin se da a conocer cinco días después de que el EI ejecutó al responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos en Palmira, Jaled al Asaad, por considerarlo el “director de los ídolos” en la localidad. El arqueólogo fue decapitado en público y su cadáver colgado.
Ban Ki-moon se dijo “indignado por el “brutal asesinato” del arqueólogo. “Estas acciones bárbaras de terror se unen a una larga lista de crímenes cometidos en los últimos cuatro años en Siria contra la población civil y el patrimonio histórico”.