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La entrada a las ruinas de Pompeya permaneció hoy bloqueada durante más de una hora por la celebración de una asamblea sindical, una acción que generó una cola de cientos de turistas y supone un "daño incalculable", según el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini.
Los sindicatos Fp Cisl, Filp y Unsa organizaron una asamblea sindical dentro del parque arqueológico y bloquearon sin haberlo avisado previamente las puertas de entrada.
El superintendente de Pompeya, Massimo Osanna, organizó un "servicio de emergencia" y logró que el área arqueológica fuese abierta en torno a las 10.15 hora local (08.15 GMT), una hora y cuarto después de su horario de apertura, publicaron los medios locales.
"No es posible organizar asambleas por sorpresa (...) con el resultado de dejar a centenares de turistas esperando en fila bajo el sol", afirmó Franceschini.
Añadió que "quien hace estas cosas, hace daño a los sindicatos, a los derechos de los trabajadores y, sobre todo, daña al país".
Un "daño incalculable" que, según el ministro, "amenaza con estropear los resultados extraordinarios conseguidos el último año y que han relanzado la imagen de Pompeya en el mundo".
Los tres sindicatos bloquearon la entrada como medida de protesta por las aperturas extraordinarias del yacimiento arqueológico, que han sido concedidas a la empresa privada Scabec y no a los empleados de la Superintendencia de Bienes Culturales, que ya trabajan en las ruinas.
Pompeya fue arrasada y sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 junto a otras ciudades aledañas como Herculano o Estabia, y no fue hasta 1748 cuando se produjo su descubrimiento, convirtiéndose con el tiempo en una de las áreas arqueológica más importantes de Italia.
La zona ha sufrido en los últimos tiempos múltiples derrumbes, huelgas de personal e incluso hurtos, por los que se ha llegado a hablar de que Pompeya sufre en la actualidad una "segunda destrucción".