Uno de los personajes tabú, mitificados, repudiados, de la historia de México es Hernán Cortés, a quien se le sigue dando un trato de antagonista en la mayoría de las concepciones didácticas de México.

Se conoce poco sobre el paradero de la tumba del conquistador español. ¿Está en México? ¿Está en España? Se dijo incluso que sus restos fueron llevados a Italia.

Lo cierto es que los despojos del nacido en Corona de Castilla en 1485 permanecen en la urbe que le maravilló al entrar al Valle de México entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, donde hoy se denomina Paso de Cortés.

Cuenta el portal español , que en 1823, durante los primeros meses de la Independencia de México, tras la caída del emperador Agustín de Iturbide, el entonces ministro del Interior y de Relaciones Exteriores, Lucas Alamán, se determinó a ocultar los restos de Cortés para evitar que se atentara contra ellos, a sabiendas de la rabia antiespañola que se vivía en la época.

Fue Alamán quien difundió el rumor sobre la partida de la osamenta del conquistador al Viejo Continente, pero los ocultó en el Hospital de Jesús Nazareno, un edificio del primer perímetro del Centro Histórico, terminado de edificarse -por órdenes del propio Cortés- en 1524 en el sitio donde supuestamente el español y el emperador Moctezuma II se encontraron por primera vez.

Sin embargo y para no levantar sospechas, Alamán mudó su secreto al edificio contiguo, a la Iglesia de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno, donde quedó oculto sin ningún documento que avalara su paradero. Pero fue en 1843 que el responsable del ocultamiento decidió tomar la medida preventiva de documentar la ubicación. Depositó el acta del enterramiento clandestino en la caja fuerte de la embajada de España, donde cruzó al siglo XX como un enigma, una duda que poca gente pensó en resolver.

Casi 100 años después, dice el portal ibérico, la copia del documento fue filtrada por un funcionario de la embajada, dando pie a la plena identificación de los restos.

La reacción de los apegados a la polarizada versión histórica sobre la Conquista de México no se hizo esperar. Reaccionarios pidieron que la reliquia se destruyera de alguna manera, que fuera expulsada del territorio nacional, como si su presencia significara una maldición materializada, el resucitar del terror no del todo superado.

El político socialista español, Indalecio Prieto, exiliado en México, reveló las peripecias que vivieron las vestigios humanos y pidió el alto al repudio de la historia nacional. "México es el único país de América donde no ha muerto el rencor originado por la conquista y la dominación. Matémoslo, sepultémoslo ahora aprovechando esta magnífica coyuntura", publicó en la prensa de la época.

El pesar de la conquista, como una herida abierta, no fue olvidado. Se optó por devolver los restos de Hernán Cortés al sitio donde permanecieron aproximadamente 100 años y en 1947 fueron depositados en un muro a la izquierda del altar de la Iglesia de Jesús Nazareno, ubicada sobre República del Salvador, en el Centro Histórico.

En la tumba, oculta entre utilería del recinto, solamente se puede leer en una placa "Hernán Cortés 1485 - 1547". Está prohibida la visita de turistas y mucho menos se pueden hacer fotografías.

(FOTO: Karina Avilés)

rqm

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses