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Frenó durante siglos las invasiones bárbaras de los mongoles y se convirtió en una de las obras más colosales de la humanidad, pero la Gran Muralla china se enfrenta a un nuevo enemigo imbatible: el paso del tiempo.
De acuerdo con el portal de noticias ABC, ha desaparecido casi un tercio de esta construcción, que tiene una longitud de más de 6 mil kilómetros, por culpa de la erosión, la falta de mantenimiento y la destrucción humana.
El hallazgo, informado por el "Diario del Pueblo" portavoz del Partido Comunista, ha conmocionado a los chinos, que ven cómo uno de sus símbolos nacionales se desvanece al no estar bien protegido, a pesar de haber sido declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987 por la Unesco.
De acuerdo a un estudio realizado el año pasado por la Sociedad de la Gran Muralla China, solo se conserva el 8 por ciento del tramo levantado durante la Dinastía Ming (1368-1644) que es precisamente la parte más visible y visitada en la actualidad.
Entre los factores que provocan su deterioro se encuentra la erosión provocada por las lluvias en Pekín y en la vecina provincia de Heiben, que causan desprendimientos de tierra que resquebrajan el muro, además los árboles y matorrales que crecen entre sus grietas amenazan con derribarlo.
Sin embargo, la mayor amenaza es la acción del hombre que ha desmantelado buena parte de sus tramos para vender los ladrillos, algunos de los cuales incluso tienen grabados caracteres en mandarín. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido en enero de 2005, cuando 150 metros de la muralla fueron desmantelados para pavimentar una carretera en la región de Ningxia.
La mayor parte de los 6 mil kilómetros, que van desde el paso de Jianyuguan, al noroeste del país, hasta la costa oriental de Bohai se hallan en ruinas y solo los tramos más turísticos como los de Badaling, Shanhaiguan, Simatai o Mutianyu resisten a duras penas el paso del tiempo.
Con el propósito de atraer a más turistas, los gobiernos locales han reconstruido muchas de las secciones durante los últimos años aunque a veces de manera poco fidedigna a su estado original, sin embargo la mayoría de la construcción se cae en pedazos o ha sido engullida por la maleza o las tormentas de arena.
Durante los últimos años se han perdido casi dos mil kilómetros.
Para Dong Yaohui, vicepresidente de la Sociedad de la Gran Muralla, "la grandeza y longitud de esta obra arquitectónica la convierte en un magnífico legado cultural, por lo que se reparación y protección debería extenderse a todo su trazado y no solo a determinadas secciones".
afc/rqm