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La obra del compositor barroco veneciano Antonio Vivaldi y, especialmente, sus "Cuatro Estaciones", considerado uno de los conciertos más escuchados de la historia, adquiere ahora en su ciudad natal una recreación en imágenes y hasta en olores.
Se trata de un recorrido sensorial que repasa los elementos fundamentales de la creación de Vivaldi (Venecia, 1678; Viena, 1741) en un montaje alojado en el Museo Diocesano de la ciudad de los canales.
A pocos metros del Puente de los Suspiros y prácticamente detrás de la Basílica de San Marcos, el claustro de Santa Apolonia sirve de marco introductor de una exposición, "VivaVivaldi", que se acaba de abrir en Venecia, donde se podrá ver hasta el año próximo.
Los creadores de la muestra pretenden destacar los vínculos entre la "inquieta religiosidad" del cura pelirrojo y su exploración del "misterio maravilloso de la naturaleza y de la vida", subraya Davide Rondoni, director artístico del proyecto.
Una audioguía introduce al visitante en la biografía del compositor, quien dejó una marca duradera sobre la forma en la que conocemos el concierto y la música instrumental del barroco tardío.
Se trata de conocer el entorno familiar y físico que Vivaldi conoció en los mismos canales que rodean el Museo Diocesano, que cede parte de sus instalaciones a la exposición sobre el célebre músico.
En 1685 su padre, Giovanni Battista, había sido admitido como violinista de la vecina San Marcos y fue seguramente su principal maestro, circunstancia destacada en la descripción de la exposición.
En 1696 Antonio, que se ordenaría sacerdote pocos años más tarde y recibió el apodo de "El cura rojo" por el color de su pelo, hizo su primera aparición pública como violinista junto a su padre: fue el comienzo de una carrera que legó a la música cientos de composiciones, de las cuales se conservan casi medio millar.
A Vivaldi se le destaca por haber perfeccionado la forma de lo que se considera el clásico concierto de tres movimientos, configurado por la pauta rápido-lento-rápido y que se estableció como forma moderna precisamente en el barroco tardío, el período en el que él compuso sus obras.
Pero sobre todo se le atribuye también la creación del "ritornello", la repetición de una sección o fragmento de una obra.
También se recuerda ahora en Venecia su condición física: seguramente un asma bronquial que le causaba frecuentes ataques y que le impidió celebrar misa, aunque no seguir siendo sacerdote secular.
Después de la descripción biográfica y de cómo se vivía en la Venecia de finales del siglo XVII los creadores de la exposición proponen un recorrido por salas oscurecidas solo atravesadas de luces que componen ambientes en los que se escucha la música de Vivaldi y se leen textos alusivos a sus principales creaciones.
El corazón de la muestra es una sala columnada en la que doce proyectores inundan de imágenes paredes y techos con alusiones especialmente al concierto por el que Vivaldi es más conocido, "Las Cuatro Estaciones".
Los franceses Jean-François Touillaud y Gilles Ledos son los autores del espectáculo de "videomapping" que aprovecha el espacio en que se proyectan las imágenes para dar la ilusión de tres dimensiones a los momentos que ilustran el popular concierto.
La experiencia de la contemplación de las imágenes se acompaña de la difusión de olores que guardan relación con experiencias sensoriales vinculadas a las estaciones del año, mientras que el recorrido musical por la obra de Vivaldi se intercala con fragmentos creados específicamente para el espectáculo por el compositor Francesco Bernardi.
Colaboran además en este proyecto multidisciplinar que sus creadores califican de "el primer 'videomapping' realizado en un interior en Italia, el historiador del cine Gianni Canova; el director del Istituto Italiano Antonio Vivaldi de la Fondazione Cini, Francesco Fanna, y la musicóloga Micky White.
sc