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En 2013, las lágrimas de Débora Santos caían como la lluvia que le impidió tocar frente al papa Francisco en Rio. Ahora, cuatro años más tarde, llora de alegría ante la idea de volar a Roma.
Junto a la Orquesta Maré do Amanha, nacida dentro de un proyecto social fundado en 2010 en una de las favelas más violentas de Brasil, esta violonchelista de 18 años tocará el próximo sábado en el Vaticano.
Una justa recompensa después de haberse perdido a última hora las Jornadas Mundiales de la Juventud en su ciudad: aunque estaba previsto que la orquesta actuara ante el papa a los pies del célebre Cristo Redentor en julio de 2013, el mal clima acabó ahogándoles el sueño.
"Nos quedamos muy tristes porque habíamos preparado una obra especialmente para él. Es muy gratificante ver que todos nuestros esfuerzos están siendo recompensados cuatro años después", se emociona esta joven, cuyas rastas cubren la mitad del instrumento.
El sábado, estos 26 brasileños de entre 14 y 19 años cumplirán finalmente su sueño de tocar frente a Francisco con motivo de la llegada de "El tren de los niños" al Vaticano. Entre el público habrá 400 jóvenes procedentes de las regiones del centro de Italia afectadas recientemente por devastadores terremotos.
A 10 mil kilómetros de allí, en el Complejo da Maré, la tierra no tiembla, pero los intercambios de tiros marcan el ritmo de vida de sus habitantes, rehenes de la guerra entre narcotraficantes y de las contundentes intervenciones policiales que se multiplican estas últimas semanas.
Según la ONG local Redes da Maré, hubo 18 muertes violentas de enero a abril en este conjunto de favelas que agrupa 140 mil habitantes cerca del aeropuerto internacional de Rio, una más que en todo el año 2016.
El lunes, los jóvenes de la orquesta subieron al Corcovado, donde deberían haber tocado ante el Papa hace cuatro años, para participar en una misa en las vísperas de su viaje, pero faltaron dos. No pudieron salir de casa por culpa del tiroteo desencadenado durante una operación policial.
"Ya tuvimos que anular muchos ensayos por culpa de la violencia", lamenta Bruno Costa, un contrabajista de 16 años cuyas notas son frecuentemente sofocadas por las detonaciones.
"A mí me resulta muy complicado desplazarme por el barrio con mi instrumento, que es muy grande. Los traficantes piensan que llevo un arma en mi estuche, o incluso un cadáver", cuenta.
La propia génesis del proyecto tiene sus raíces en la violencia que afecta a Rio cada día. Fue en Maré donde la policía encontró el auto ensangrentado de Armando Prazeres, el célebre director de orquesta asesinado en 1999.
Tras varios años de depresión, su hijo, Carlos Eduardo, decidió dedicarse en cuerpo y alma a cambiar la vida de los jóvenes de las favelas gracias a la música. Hoy, el proyecto está presente en todas las escuelas del barrio y 2 mil 200 tuvieron su primer contacto con los instrumentos gracias a la ONG.
"Muchos de ellos son prisioneros de este mundo, sus horizontes son muy limitados. Pero hoy, nuestros jóvenes músicos sueñan con estudiar en Viena y con tocar en grandes orquestas", asegura Carlos Eduardo Prazeres.
"Estoy segura que puedo ir lejos si trabajo duro. Mi sueño es tocar para la Orquesta Filarmónica de Berlín", dice Débora, quien se enamoró del violonchelo escuchando la primera suite de Bach en internet.
En Roma, el repertorio estará compuesto por clásicos de la música erudita y tradicional brasileña, pero también incluirá un guiño al papa Francisco, con dos tangos argentinos, de Astor Piazzolla y Carlos Gardel
El pontífice recibirá igualmente como regalo un violín blanco firmado por los jóvenes músicos, que esperan traerse otro a Rio con un mensaje especial escrito a mano por el papa para sus compañeros que se quedan en Brasil.
"Lo que me duele es que hoy solo sueñan con salir de Maré, porque las condiciones de vida son demasiado difíciles. Me gustaría cambiar eso, mostrar que la paz es posible", concluye el fundador de la ONG.
sc