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Para entrar al Teatro al aire libre “Ángela Peralta” del Parque Lincoln, en Polanco, la fila era larga. La gente había llegado desde una u hora y media antes. Los que no sabían qué pasaba veían con admiración el desfile de personas de distintas clases sociales y edades con su ropa invernal.
Un día antes, el martes, también hubo movimiento, pero no con tanta euforia. En el lugar se celebró el concierto exclusivo “Golden Symphony. Una Navidad dorada”, promocionado por una empresa chocolatera. El evento había sido conducido por la directora de orquesta Alondra de la Parra, quien el miércoles repitió pero de manera gratuita y con mayor asistencia.
“Fue una ocurrencia del momento. Me enteré que, con el concierto de anoche (martes), en el cual había sólo cierto número de personas que podían venir, había muchos de ustedes que querían escuchar este concierto y en ese momento fue hacer llamadas: ‘¿Se puede, se puede?, a los músicos. Todo era: ‘Sí se puede’, a todos los niveles”, confesó con agrado la maestra que fue recibida con un gran aplauso.
El escenario fue revestido de dorado y adornado con nochebuenas. Los asientos de cemento del Ángela Peralta fueron cubiertos con colchones áureos para mayor comodidad. La noche inició con el acompañamiento de la Orquesta y del Coro Internacional de las Artes interpretando “Christmas Oratorio”.
En el acto, la directora no dudó en agradecer a los asistentes: “Es increíble pensar que tan sólo ayer (martes), hace unas 36 horas, este concierto no iba a suceder —risas— y de repente, toma mucha buena voluntad, de muchas partes, para que, en tan poquitas horas, estemos todos aquí disfrutando de un cielo hermoso, de nuestro México querido, de esta música hermosa”. Además remarcó el apoyo del gobierno de la Ciudad de México y de la administración de la delegación Miguel Hidalgo.
Alondra de la Parra, con un vestido azul rey de mangas negras en transparencia y pantalón negro, hizo gala de su carisma y talento para convertir al auditorio en cómplice de las composiciones.
Durante el evento, más de una persona se movió de su asiento para demostrar su agrado, por ejemplo, con la interpretación de “VIII Waltz of the flowers”, de El Cascanueces; y otros tantos aplaudieron y gritaron “¡Bravo!”, como una niña acompañada de su padre.
Los momentos más íntimos se vivieron cuando la directora invitó a prender las “velitas” entregadas a los asistentes para acompañar “Noche de Paz” (“Silent night”), hecho que logró que algunos encendieran su celular y grabaran las pléyades de luces titilantes en la oscuridad, rodeada de árboles y edificios.
La lista de melodías se completó con “Somewhere in my memory” y “Star of Bethlehem” (Mi pobre angelito); “For unto us a child is born” y “Hallelhuya” (El Mesías); “The nutcracker”, suite Op. 71A, “Overture”, “VII Dance of the reed flutes”, y “III Dance of the sugar plum fairy”; “Christmas Fanfare”; “Blanca Navidad”; “L’enfance du Christ” (The sheperds’ farewell); “Bugler’s holiday”; “We wish You a Merry Christmas”; “Adeste Fideles”; “Hark the angels sing” y un compendio de canciones de posadas mexicanas.
Al final, De la Parra recibió un arreglo floral de la jefa delegacional en Miguel Hidalgo, Xóchitl Gálvez, a lo que ella correspondió repitiendo “Sleigh Ride”.