La obra de la pianista mexicana Angélica Morales von Sauer (1911-1996) fue editada por primera vez en disco compacto, en el marco de las actividades por su vigésimo aniversario luctuoso.
Presentada en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), la colección está integrada por cuatro discos, en los que se incluyen excepcionales grabaciones que hasta ahora sólo se encontraban en cintas de carrete abierto, custodiadas por la Biblioteca de las Artes y restringidas al público.
Se trata de una oportunidad única para acercar a los jóvenes estudiantes a ejemplares demostraciones musicales de gran fortaleza, expresividad y sutileza, consideró Ricardo Calderón, director general del Cenart.
El primero de los discos del álbum Angélica Morales: “Vislumbrando Su Gloria Sonora” reúne a un par de compositores que le fueron fundamentales: Bach y Liszt. Del primero, su sobria y elogiada versión de las “Variaciones Goldberg”, antecedidas, como acostumbraba, por la romántica transcripción de los Minuetos extraídos del Cuaderno de Wilhelm Friedemann Bach que elaborara Egon Petri, su primer gran maestro.
El Vals Mefisto y la Rapsodia Española dan fe del virtuosismo con que enloquecía al público que le oía tocar a Liszt, su “abuelo” musical.
Las tres partituras incluidas en el segundo disco corroboran su afinidad emocional y apego estilístico hacia Beethoven: las “Variaciones” sobre un tema de la “Eroica”, que tanto disfrutaba tocar, y las sonatas “Les Adieux” y “Hammerklavier”, su célebre y afamado “caballito de batalla”.
La versatilidad y amplitud de miras de Angélica Morales se hacen patentes en el recital con obras de los siglos XIX y XX que conforman el material del tercer disco.
A su capacidad para estructurar obras de gran formato se suma la imaginación, el colorido y la “joie de vivre” con que revestía las miniaturas aquí ofrecidas como encores, destacando la “Cajita de música”, de Emil von Sauer, su maestro y esposo.
Además, dos obras de Schumann que figuraban constantemente en sus programas, la “Toccata” con que solía “calentar” dedos y el “Carnaval”, que interpreta incorporando las variantes propuestas por Sauer en su edición publicada por el sello Peters, sirven de preludio a la histórica versión del segundo concierto de Brahms, del 16 de mayo de 1954, fecha en que el legendario Clemens Krauss realizó su última actuación.
Salvo el “Concierto núm. 2”, de Brahms, cuya fuente sonora original se encuentra en la Fonoteca Nacional, todo el material incluido en esta antología fue legado por la maestra Angélica Morales von Sauer al INBA y permanece bajo resguardo en el Fondo Reservado de la Biblioteca de las Artes del Cenart.
En su mayoría, se trata de cintas caseras que elaboraba para escucharse antes de tocar las obras en público; unas pocas más provienen de programas radiofónicos no identificados.
Dado el interés histórico que suscita, se ha optado por reconstruir la Sonata de Chopin con base en dos diferentes fuentes: los movimientos I, II y IV provienen de una de sus cintas caseras en la cual omitió repasar el tercero, que aquí ha sido insertado de otra fuente con menor calidad de audio pero que nos brinda la invaluable oportunidad de escuchar cuál era el concepto completo que la maestra Morales von Sauer tenía de tan magna obra.
Su vida
Angélica Morales nació el 22 de enero de 1911 en Gurabo, Puerto Rico, a donde había viajado su madre, Dolores Martínez Velázquez, tras casarse con Ángel Celestino Morales, violinista de dicha isla.
Cuando Angélica tenía apenas 10 meses de edad, su padre murió y su familia regresó a México.
Fue su madre quien la inició en el piano y después tomó clases con el maestro Miguel Cortázar, quien la preparó para dar su primer recital, el 26 de enero de 1921, pocos días después de que cumpliera 10 años, en el hoy llamado Anfiteatro Simón Bolívar, de la Preparatoria ubicada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Tras la buena impresión que causó obtuvo una beca para estudiar en Berlín, donde bajo la tutela de Egon Petri (1881-1962), en la Hochschule für Musik, fincaría los cimientos de su inmenso repertorio.
Angélica debutó como solista de la Filarmónica de Berlín el 14 de noviembre de 1924 tocando, además de dicho concierto, la “Fantasía húngara”, de Liszt, y el “Concierto en mi menor”, de quien sería una figura fundamental en su vida: Emil von Sauer.
En 1972, Angélica Morales recibió en Washington la Cruz de Honor para las Ciencias y Artes que le otorgó el gobierno austriaco y un lustro después, los dos magnos recitales que tocó en la Sala Nezahualcóyotl con motivo del sesquicentenario luctuoso de Beethoven le merecieron el primer reconocimiento que se le brindara en México: el Diploma de la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música.
En 1992, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que presidía el licenciado Rafael Tovar y de Teresa le concedió una beca; y en 1995, a instancia del doctor Fernando García Torres, Angélica Morales volvió a México como invitada de honor para presenciar la primera emisión del Concurso Nacional de Piano que lleva su nombre. Falleció en Stillwater el 17 de abril de 1996.
sc