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La Haya. —La Capital de la Justicia Internacional rinde tributo a las víctimas de la guerra contra las drogas en México en el marco del día internacional de la paz (21 de septiembre).

El homenaje tiene lugar a través de Desarme, la obra del artista visual mexicano Pedro Reyes en la que transforma herramientas de la muerte, como pistolas y metralletas, en instrumentos de esperanza y júbilo, como es el arpa y la marimba.

“El que esta obra se presente aquí es de gran significado, porque La Haya es la capital de la paz y la justicia; es donde se someten a juicio los crímenes mundiales”, dice a EL UNIVERSAL Olof van Winden, curador de la exhibición y director de Todays Art, una plataforma que promueve la cooperación cultural entre países.

“Es un homenaje a las víctimas de un conflicto en donde los cárteles de la droga asesinan inocentes y los niños optan por el narcotráfico en lugar de ir a la escuela”, comenta van Winden.

Pero al mismo tiempo, continúa, su presencia en esta urbe constituye un mensaje de esperanza, al demostrar que es posible transformar los males de México cuando se apoya el arte y la creatividad.

La obra se muestra en el Centro Cultural Pulchri y tiene lugar en el marco del Festival Paz y Justicia, un evento con el que La Haya celebra anualmente el día internacional de la paz.

El festival de cinco días y compuesto por danza, teatro, conciertos, debates y exposiciones es patrocinado por el Tribunal Penal Internacional, máximo órgano judicial de Naciones Unidas; la Corte Penal Internacional, la instancia encargada de perseguir genocidas a nivel mundial; Eurojusti, la agencia de cooperación judicial de la Unión Europea, el Tribunal Penal Para la ex Yugoslavia y la Alcaldía de La Haya.

Desarme consiste en una orquesta mecánica compuesta por seis esculturas elaboradas a base de unas 500 armas confiscadas a los cárteles de la droga y que toca diversas composiciones melódicas por medio de un programa de computadora.

Está inspirada en la transformación social y psicológica de instrumentos metálicos destructivos y en la visión utópica del autor de un futuro libre de armas y conflictos bélicos.

En el contexto del festival internacional, Winden asegura que la obra del escultor mexicano demuestra que sin conflicto no hay necesidad de paz y el arte no siempre es belleza.

“Es un choque de emociones, por un lado la hermosura de la música, por el otro la fealdad propia de instrumentos elaborados con base en armas que sabemos se cobraron vidas humanas”.

El experto considera que gracias a Desarme, la problemática de la violencia de los cárteles mexicanos finalmente se hace presente en la agenda de La Haya y no se considera más un hecho aislado y distante.

“Deja en claro que la problemática no sólo es de México, es una de tráfico de drogas y de armas, una de oferta y demanda. Mientras siga habiendo una prohibición a las drogas seguirán habiendo canales de suministro explotados de manera violenta”.

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