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El tenor mexiquense Hugo Colín, de 38 años de edad, debutó recientemente en el rol protagónico de la ópera Los puritanos, de Bellini, en el Palacio de Bellas Artes, bajo una situación inusual: el italiano Alessandro Luciano, alternante en esta producción liderada por Javier Camarena, abandonó la producción al finalizar el primero de tres actos, porque, se dijo oficialmente, le afectó la altura de la Ciudad de México.

El mexicano contratado como cover (suplente), salió al escenario para terminar la última función y, de acuerdo con testigos, mereció todos los aplausos por la gran interpretación de uno de los papeles más demandantes para tenor. De acuerdo con José Octavio Sosa, una de las voces más conocedoras en la historia de la ópera en México, Los puritanos se ha montado en nueve ocasiones, la primera en 1843, y Javier Camarena es el primer mexicano en cantarla. A la lista se suma Colín aunque sólo haya cantado el tercer acto.

Sosa recuerda que en los últimos años sólo dos veces el cover ha tenido que entrar a mitad de función; el primero fue Yordi Ramiro en 1996 en Andrea Chénier, en sustitución de Luis Lima; la segunda ocasión ocurrió ese mismo año: Olivia Gorra se sintió mal en La traviata, pero se quedó en el escenario para apoyar a Celia Gómez.

Así, el tenor de 38 años, egresado de la Escuela Superior de Música, se suma a una lista más, es el tercero en al menos 20 años en debutar en un papel protagónico por la indisposición del cantante titular.

Colín es miembro del Coro de Bellas Artes desde hace cinco años. Además, ofrece galas en distintos foros y protagoniza producciones de óperas independientes, como la infantil Bastián y Bastiana.

¿Qué pasó en la primera función de Luciano, cuando se dieron cuenta de que algo no estaba bien?

Fui contratado como cover de Javier Camarena y, en teoría, debí salir a escena en esa primera función, pero las decisiones las toman los directores. Yo estaba listo y esperaba indicaciones. Y esa noche se decidió que saldría el maestro Camarena.

¿Y en la segunda función?

La función del cover es estar listo para cualquier imprevisto, pero uno no desea que pase nada malo, yo jamás hubiera querido que Alessandro Luciano tuviera problemas, pero somos seres humanos y esas cosas pasan, justo por eso existe la figura del suplente. Cuando se me contrató, sentí que iba a ser una ventana para que los directores artísticos me escucharan y para que tal vez más adelante haya alguna invitación, y es que las probabilidades de que suceda algo como lo que sucedió son muy pocas. Yo estaba más preparado en la segunda que en la primera función porque existía la posibilidad de que se retirara, tuve ensayos con el director de orquesta Srba Dinic para que él también estuviera más seguro conmigo. Todos estábamos preparados, yo ya había vocalizado y sólo íbamos a esperar las instrucciones.

En el momento en el que le empezó a faltar el aire, me preparé psicológica y emocionalmente. Además, en el segundo acto no participa el tenor, así que había margen para reaccionar. Al final, por protección del propio Alessandro Luciano, se me avisó que iba.

¿Cómo te sentiste?

Hace tiempo que quería cantar este rol, siento que va con mi voz. Todos mis compañeros se portaron muy bien conmigo, todos me echaron porras, pocas veces se siente tanto apoyo. Sólo les dije que me iban a ayudar mucho si lo disfrutaban conmigo. Mi única finalidad era que la gente lo sintiera conmigo, la música tiene el objetivo de transmitir emociones, de eso se trata. Creo que lo logré, me hubiera gustado hacerlo completo.

¿Cómo llegaste al Coro?

Hace años hice audición y no me quedé, pero recibí una beca muy importante para estudiar en Barcelona y me fui. Mi idea era quedarme allá, pero me dio apendicitis, tuve que volver a recuperarme, pero entonces empecé a trabajar en México con Madrigalistas, Solistas Ensamble, entre otros. En 2011 se abrió la plaza en el Coro y me quedé. Me han dado algunos roles pequeños en óperas como El pequeño príncipe, Carmen y en un par más.

¿Y cómo empezó tu carrera?

Estudié en Toluca y luego vine a la Superior de Música. Desde niño quise ser cantante, pero no sabía que me iba a dedicar a la ópera. Deseaba ser una estrella de rock porque mi papá es fan de la guitarra eléctrica, así que yo las agarraba y me sentía un rockstar. Escuché todo el pop de moda, luego The Beatles, después me fui a Metallica y al rock más elaborado; Pavarotti, por ejemplo, no me gustaba en lo absoluto. Cuando empecé a tomar clases conocí la ópera y me pareció una maravilla. Antes que músico, soy melómano, y la ópera me tocó muy hondo. Formaba parte de un grupo de rock, hacíamos conciertos, pero un día falté a clases por andar con la banda y me sentí muy culpable, para mí era muy importante mi formación, intenté compaginar las dos cosas, no pude y decidí enfocarme en la parte escolar, esto me llevó a la ópera, a la zarzuela. A la fecha sigo pensando en que tal vez puedo volver al rock, hay bandas que buscan tenores y hay fusiones muy interesantes.

Cuando se acabó el rock, ¿cuál fue el sueño?

Vivir en Europa, creí que allá habría más oportunidades. Sin embargo, cuando regresé de Barcelona se empezaron a dar cosas muy importantes para mí. Ahora lo que quiero es trabajar en México, ya tengo algunas propuestas que espero se puedan concretar. Espero que mi debut en Bellas Artes sea una vitrina y que salgan cosas, creo que puedo contribuir con mi trabajo.

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