El director argentino-israelí Daniel Barenboim expresó hoy su convicción de que Argentina, como el resto de América, puede contribuir a resolver la crisis de los refugiados y consideró que el peso de la situación no puede recaer solo en Europa.
"Un país como Argentina debería estar en situación de ayudar", apuntó el músico, en un mensaje difundido en ocasión al concierto solidario ofrecido hoy, en la Filarmónica de Berlín, junto con el maestro húngaro Ivan Fischer y el británico Simon Rattle.
Barenboim puso como ejemplo de las posibilidades de inclusión en la sociedad el hecho de que en Buenos Aires convivan ya "tres comunidades sirias, una musulmana, una cristina y una judía" y apuntó a que hay tres millones de musulmanes "totalmente integrados en la sociedad argentina".
"Alguien tiene que ocuparse primero de que Europa tenga una línea política propia", indicó, en alusión a la división existente en el seno de la UE por la crisis migratoria, para añadir que la respuesta ante eso atañe también "al resto del mundo".
La presión actualmente "está solo en Europa y eso no es lo correcto", añadió el músico, para quien no es momento de buscar solo responsabilidades en el conflicto sirio, sean las colonizaciones o el papel de Estados Unidos, sino en aportar soluciones.
"Debemos buscar un camino para que otros países también ayuden. Pienso primero en los países árabes, Emiratos, Catar, pero también en América, norte y sur", opinó.
Barenboim fue ovacionado en el concierto solidario, que abrió con un concierto para piano y orquesta al frente de la Staatskapelle de Berlín, al que siguieron obras de Prokofiev y Beethoven, interpretadas por la Konzerthaus de Fischer y la Filarmónica de Rattle.
La gala estuvo auspiciada por la canciller Angela Merkel y el público estaba formado por refugiados acogidos en la capital alemana, así como voluntarios e intérpretes.
La organización había repartido unas 2 mil 200 entradas gratuitas entre refugiados y los voluntarios que cooperan con organizaciones de acogida e instituciones públicas para su integración.
En 2015, Alemania recibió 1.1 millones de peticionarios de asilo, un desafío logístico y político para el país, que ha disparado las cifras de ataques xenófobos y generado fuertes presiones sobre Merkel, a la que desde sus propias filas se ha apremiado para que frene la llegada de estos contingentes.
Los gestos solidarios se han multiplicado en los últimos meses, tanto desde la ciudadanía y las decenas de miles de voluntarios comprometidos con su acogida como desde el ámbito cultural y deportivo, especialmente desde la Bundesliga de fútbol.
rqm