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Con una plantilla de aproximadamente 200 maestros, entre ellos el flautista Horacio Franco, el compositor Mario Lavista, y Arón y Álvaro Bitrán, integrantes del Cuarteto Latinoamericano; con una matrícula de mil 300 estudiantes y 24 carreras, el Conservatorio Nacional de Música, que este año cumple su 150 aniversario, es visto por los alumnos y docentes como un centro educativo que ha permitido que el tiempo lo rebase.
Fundado en los años 60 e inaugurado el 1 de julio de 1866 por Agustín Caballero, primer director general, el Conservatorio Nacional de Música fue el resultado de la preocupación y el interés de un grupo de amigos de diferentes disciplinas que se reunían en casa del pianista Tomás León a discutir temas de la vida nacional.
A casi 150 años de su inauguración, la comunidad conservatoriana considera que es necesaria una modernización de los planes de estudio que le proporcione a los docentes las herramientas adecuadas para la enseñanza, a los estudiantes una formación integral y actualizada, y a los egresados las armas para lograr una integración en el mundo laboral.
Horacio Franco, flautista y docente de la institución por más de 30 años, encuentra que el Conservatorio viene arrastrando un estancamiento desde hace algunas décadas: “No es culpa de una administración, de un periodo, es culpa de años y años de una decadencia que tiene México en la educación musical”.
En entrevista con El UNIVERSAL sostiene que “el Conservatorio es un reflejo de todo lo que pasa en el país, hay cosas muy buenas y cosas que están muy a la vanguardia y otras que necesitan renovarse”.
Otra problemática de la escuela es la sobreproducción de músicos dentro de un sólo instrumento. Para Franco es de vital importancia que el Conservatorio apueste por una demografía de las carreras: “Por ejemplo, se producen demasiados guitarristas, hay demasiados alumnos en la flauta transversal o en el clarinete, hay una explosión demográfica muy fuerte, una sobrepoblación de estos instrumentistas. Siempre he sido muy insidioso en que el mercado laboral es muy reducido para ellos”.
Considera que “hay que ver a dónde canalizar los talentos jóvenes que captas como escuela. No digo que quiero que nadie estudie guitarra, pero hay que cuestionarse por el panorama de México en 10 años, porque no dudo que haya jóvenes guitarristas muy talentosos. La pregunta es ¿cómo se van a ganar la vida?”
La voz de los alumnos. Mejores instalaciones, una amplia bolsa de trabajo, maestros actualizados y con vocación de enseñanza y baños limpios y funcionales son algunas de las respuestas más populares que contestan los alumnos ante la pregunta: ¿Qué mejorarías del Conservatorio?
Enrique Cervantes es estudiante del tercer año de nivel técnico en Guitarra; eligió entrar al Conservatorio porque quería mejorar su técnica, interpretación y conocimientos sobre la música. “Pienso que a esta escuela le hace falta generar más oportunidades para sus egresados porque de alguna manera la situación no es muy favorable para quien se gradúa”. Por otra parte apunta que algunos pianos necesitan mantenimiento y que están muy desafinados.
Daniel Gutiérrez, estudiante de quinto año de la licenciatura en Saxofón, considera que “hay muy pocos salones para estudiar; necesitamos más para poder ensayar”. Para él, una de las ventajas de la licenciatura en Saxofón es que es nueva en el Conservatorio, “lo cual hace que se toque prácticamente lo que va saliendo, lo que en otras carreras no sucede”.
Rodrigo Cano, profesional asociado egresado de la carrera de Contrabajo, afirma que a la institución le falta más apoyo del gobierno, “de instituciones públicas como el Instituto Nacional de Bellas Artes, no digo que no lo apoyen, pero a veces queda muy desdibujado, muy por detrás de otros proyectos. Valdría la pena que le apostaran al trabajo que aquí se hace”.
Cano, quien ha participado con las orquestas Escuela Carlos Chávez, de la UNAM, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y de Cámara de la Universidad Autónoma de Guadalajara, opina que “los cubículos de estudio están bien acondicionados, sin embargo hasta donde yo conozco, ese predio se ha estado peleando por años. El interés de la iniciativa privada por ese terreno ha provocado consecuencias graves, una de ellas es que no se le dé el mantenimiento adecuado que ataque los problemas reales”.
En 2012, el inmueble, obra del arquitecto Mario Pani, fue declarado por decreto presidencial Monumento Artístico, lo cual le brinda protección contra aquellos intereses que vayan en contra del propósito fundacional.
Evolucionar o morir. A lo largo de 150 años, el Conservatorio ha tenido alrededor de 36 directores generales con periodos de gestión no superiores a los siete años. Dado que las licenciaturas que imparte el Conservatorio duran de ocho a 10 años, se ha cuestionado que un director no pueda acompañar a una generación desde que inicia la licenciatura hasta su culminación.
Cambiar esto podría contribuir a la calidad de la educación, ya que hoy no es posible que los directores realicen un análisis integral de su proyecto educativo. “Considero que es importante que un director empiece y acabe junto con los estudiantes. Esto permitiría una congruencia durante la carrera y no que cada director entre con cambios y nuevas directrices”, afirma Cano.
El doctor David Rodríguez de la Peña, actual director general del Conservatorio, tomó el cargo en 2012 con la certidumbre de que era necesario “actualizar el modelo educativo”. Él y su equipo se encuentran trabajando en los planes de estudio; esperan concluir esta actualización antes de que termine su periodo este año.
Rodríguez de la Peña comenta que durante su gestión se ha realizado el reequipamiento del taller de electroacústica, “un logro importante porque llevaba años abandonado; fue una modernización”. Además se ha incluido la materia de Música para cine, “que es uno de los campos laborales más importantes para los músicos”.
Sin embargo, para Horacio Franco, estos 150 años son una oportunidad para reflexionar y preguntarse “¿hacia dónde vamos como institución? Se sabe que en México existe un Conservatorio de música, pero finalmente no ha tenido la trascendencia de escuelas como Julliard en Nueva York, o del Conservatorio de París, o del Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, que son conservatorios que han estado trabajando sobre una excelencia”.
Considera que los alumnos deben realizar una planeación de su futuro, tomarlo en sus manos y no dejar que todo lo haga el Conservatorio. “Para tener una carrera brillante debes planear cómo te ves en 10 o 15 años y eso no depende del Conservatorio, depende de cómo, con tanta competencia, van a seguir depurándose”.
Fernando Lozano, presidente de la Academia Medalla Mozart A.C., afirma que “el mejor homenaje que le podemos hacer al Conservatorio Nacional de Música es que todos los sectores de la sociedad se involucren y se comprometan con credibilidad y sincero compromiso a mantenerlo vivo, digno, funcional, productivo y activo”.