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Bajo la dirección de su titular, Carlos Miguel Prieto, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) ofrecerá su segundo concierto familiar del año, el próximo 6 de marzo en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde interpretará “El compositor ha muerto”, de Nathaniel Stookey.
El programa, en el que también participarán Aracelia Guerrero, en la dirección de escena, y Nicolás Alvarado, en la narración, será doble e incluirá las piezas “Danza Macabra”, de Camille Saint Saëns, y el “Huapango”, de José Pablo Moncayo.
La idea es abordar la música sinfónica desde un punto de vista didáctico, llevando al público a conocer las diferentes secciones que componen una orquesta sinfónica, y los instrumentos que se tocan.
Para ello recurrirá a una de las piezas didácticas más novedosas en el género, la de Nathaniel Stookey (1970), obra policiaca, que narra la investigación de la muerte de un compositor.
Basada en un texto de Lemony Snicket, se inscribe en el estilo de “Pedro y el lobo”, de Serguei Prokofiev, y en la “Guía de orquesta para jóvenes”, de Britten, ya que también tiene la finalidad de introducir al público en un mayor conocimiento de la orquesta y sus instrumentos.
El misterioso cuento relata musicalmente la investigación detectivesca sobre el asesinato de un compositor, para lo cual visita cada una de las secciones de la orquesta mediante el interrogatorio que un detective-narrador hace a los instrumentos de viento, los de cuerda, como violines y chelos, así como a las percusiones.
De acuerdo con la Secretaría de Cultura, “El compositor ha muerto” tuvo su estreno con Orquesta Sinfónica de San Francisco el 8 de julio de 2006.
La “Danza macabra, op. 40”, de Camille Saint-Saëns, es un poema sinfónico basado en un texto del escritor Henri Cazalis, y considerada una de las piezas más famosas y divertidas del músico.
En ella, la muerte (el concertino) sale de noche para afinar su violín diabólico y comenzar, poco a poco, una danza macabra, acompañado de todo tipo de seres de ultratumba (los demás instrumentos). Se escribió en 1874 y se estrenó en París, el 24 de enero de 1875.
“Huapango”, por su parte, es una pieza emblemática del repertorio mexicano, es una revisita que el compositor hizo a tres populares huapangos de Alvarado, Veracruz, y en la que los instrumentos de cuerda, así como los metales entablan en intrépido diálogo sonoro que ha dado la vuelta al mundo, convirtiéndose en una especie de segundo himno nacional mexicano.
rqm