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La primera vez que Daniela Liebman debutó con una orquesta, tenía 8 años de edad. Su presencia escénica causó un gran revuelo, pronto llegaron los reflectores, las invitaciones, las giras, las competencias. Era la pianista más joven de México tocando con una sinfónica, en importantes escenarios.
Actualmente, a unos meses de cumplir 14 años, Daniela estudia de tiempo completo en Estados Unidos, bajo la tutela del afamado maestro a nivel internacional Tamás Ungár y es represetada por la Agencia Park Avenue Artists, una de las más importantes en la ciudad de Nueva York, en cuya lista de artistas se encuentran figuras como el violinista Joshua Bell.
Este año la pianista empezará su gira de conciertos en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY) con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), bajo la batuta del director huésped Lanfranco Marceletti.
"Me siento muy bien. Ahora sí creo que estoy entendiendo la música a un nivel completamente diferente. La música tiene sentido, la conozco con más profundidad, me hace pensar, reflexionar, sentir, disfrutar, gozar. No es que no lo hiciera antes, pero ahora veo las cosas desde otra perspectiva. Sé que tenía talento cuando era más niña, pero reconozco que no tenía un nivel artístico. No tenía una voz, era una niña, no lo sabía, no lo había descubierto ni desarrollado. Hoy, después de este proceso de estudio y aprendizaje en Estados Unidos he descubierto que tengo una voz, que yo tengo mis propias ideas, que puedo explorar e ir más allá desde mi propia voz", dice Daniela, considerada un prodigio del piano, originaria de Guadalajara, Jalisco.
El 2014 fue un año de intenso trabajo para Daniela. Hizo su debut en Carnegie Hall de Nueva York, acompañada de Park Avenue Chamber Symphony, en el Stern Auditorium; debutó en el Palacio de Bellas Artes como solista con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes; también debutó como solista con Orlando Philharmonic, participó por primera vez en el Festival Internacional Cervantino en Guanajuato y realizó diversos recitales en el interior de la República Mexicana.
El año siguiente fue decisivo en su formación, además abandonó las competencias. Ahora, paralelamente a sus estudios, continuará forjando su trayectoria artística. "Ha sido muy divertido lo que me ha pasado. Es tan impresionante ver como cada pianista tiene una voz tan diferente. Recientemente fui a un festival de piano en Texas, con artistas muy buenos, todos tocaron el mismo encore y cada interpretación fue extremadamente diferentes ¡y todas eran muy bonitas! Ahora puedo entender que yo también puedo ser diferente a los demás, que soy única, que sí puedo ser una artista. He aprendido tanto de los compositores, cada uno tiene su estilo, su época, su contexto social, su propia personalidad, y lo que yo debo hacer es respetarlos a partir del desarrollo de mi voz".
No sólo ha cambiado su interpretación, también su imagen. Atrás quedó la niña y se presenta como una joven alegre, ligera y segura de sí misma. "Mi maestro me dice: si tú quieres ser la copia de alguien, eso es justo lo que serás, seré el segundo de otro, no la primera Daniela Liebman. No me interesa imitar ni ser como nadie, ni sonar como otros porque no seré yo, y yo quiero ser importante. Hay casos de pianistas que suenan como sus maestros y son conocidos sólo por eso", explica.
Y agrega: "Tengo 13 años, lo sé, pero también he entendido que no necesitas tener una vida llena de problemas ni corazones rotos para hacer que la música sea un arte. Si sientes la música, si está en ti, está, no hay más. No necesitas estar en la tragedia de los compositores o en su alegría. Lo que sí necesito es seguir creciendo como músico y eso es lo que estoy haciendo con mucha pasión".
La pianista ofrecerá hoy a las 18:00 horas y el domingo 22 de febrero a las 12:30 horas. Tocará el Concierto para piano y orquesta no. 2 de Chopin; la OFCM complementa el programa con Sinfonía en re menor de Franck.