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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
A ese joven que él fue a los 17 años, al que se impactó al escuchar a Pavarotti y entonces dijo que quería cantar como él, hoy el gran tenor que es Juan Diego Flórez le diría: “Hay que estar preparado para luchar mucho. Yo luché mucho, porque sólo con el apoyo de mi madre, sobre todo, tuve que tratar de buscar la manera de irme a estudiar a Estados Unidos pues en Perú en esa época la educación y las posibilidades musicales no eran las mejores, el conservatorio incluso había cerrado y yo luché mucho para ser aceptado”.
Hoy, el cantante peruano que es llamado “El gran tenor del mundo”, afirma a EL UNIVERSAL que cuando estuvo en Nueva York para hacer audiciones cantaba en el Metro para vivir en ese lapso de tiempo que audicionaba y hacia sus exámenes esperando que lo aceptaran en el conservatorio. “Entonces canté en el Metro, con mi guitarra, canciones italianas que incluso varias están en el nuevo disco que se llama Italia, pero bueno, quería hacer música y todo esfuerzo que hice fue también un esfuerzo hecho con ganas, yo quería y me aceptaron y estudié y siempre fui bastante aplicado dentro de mi desaplicación, fui bastante tenaz en lo que quería hacer. Eso, la tenacidad y la paciencia al mismo tiempo porque la voz no se desarrolla de un día a otro, es muy lento y vas encontrando tu voz con el tiempo”, reconoce como enseñanza.
El tenor que esta noche ofrece un concierto en el Auditorio Nacional que inaugura el festival VIVA Perú 2015, acepta que un cantante va buscando una voz lírica porque luego “el estilo depende de tu voz, de qué repertorio te va a favorecer más que otro, y entonces, después es buscar las soluciones técnicas para poder cantar ese repertorio, pero eso es muy lento. Ahora sigo estudiando y estudio más que antes; incluso sigo estudiando mi voz, sigo estudiando la respiración, maneras de interpretar mejor. Eso es lo más lindo”, afirma el tenor peruano.
Juan Diego Flórez es un cantante sui generis, contrario por ejemplo a Jorge Negrete, uno de sus cantantes admirados en la música popular de la que dice: “Es una música que corre por mis venas”, Él tuvo una formación popular que luego llegó a lo clásico. “Sí, tuve alguna formación popular pero siempre en la manera clásica. Aunque yo no había tenido contacto con la música clásica hasta los 16 años, me había metido en clases de guitarra, de solfeo, de armonía, pero todo era para música popular. Luego, cuando llegó el último año de colegio y el primero de conservatorio, ahí empecé a tener algún contacto, primero con la zarzuela después con la ópera y empecé a aplicarme, entré al Coro Nacional y todo fue una abrumadora avalancha de música”.
El tenor que prepara la ópera Lucía de Lammermoor y está a la espera de una ópera del siglo XXI que el compositor está escribiendo para ser estrenada en 2019 asegura que su formación fue empírica y académica, “fue popular pero terminé de clásico cuando nadie lo pensaba, porque yo cantaba en los pianos bar de Perú mis canciones, rock también y rancheras, nadie pensó que yo iba a terminar de tenor”.
El artista que debutó en La Scala de Milán en diciembre de 1996 con Armida, bajo la dirección de Riccardo Muti, promete que esta noche será inolvidable y fantástica porque será una confluencia de música clásica y música popular con la interpretación de piezas como “La flor de la canela”, “Malagueña” y “México lindo”.
“Cuando canto aquí me siento como en casa, me siento muy cercano a la gente, la música mexicana la llevo muy en la sangre, me encanta que el concierto sea sí, un poco mostrar nuestra música peruana, pero también demostrar cómo un peruano canta la música mexicana, porque la llevamos en Perú muy en el corazón; aparte de música de nuestros pueblos, también ópera, no puede faltar, porque también soy un cantante de ópera; estaremos acompañados por la Orquesta Sinfónica de Minería y el director será el maestro italiano Sebastiano Rolli; así que están todos los ingredientes para que la noche de hoy sea fantástica e inolvidable”, señala el tenor peruano durante la conferencia de prensa.
El concierto inaugura el festival VIVA Perú 2015, que incluye una semana gastronómica, un foro económico y político; la presencia del diseño peruano y una muestra plástica de Fernando de Szyszlo, Gerardo Chávez y José Tola.
Música con espíritu. Juan Diego Flórez confía en la música que modifica, en el poder que tiene, pues dice que aparte de que entra el espíritu, igual que en otras artes, la música es algo que tú creas en el momento, y te llega muy de adentro, sobre todo cuando se empieza de pequeño y tocas en una orquesta o en un coro.
“Entonces tú, siendo un niño pobre, desarrollas valores que se basan en la práctica musical y eso te hace mejor, además la música, inexplicablemente, desarrolla el cerebro en un niño y se vuelven mejores en matemáticas, son más centrados, piensan mejor; pero qué pasa, cuando tocas en una orquesta, el niño pobre recobra su autoestima y eso es lo fuerte y eso la música lo hace de manera especial y potente más que otras artes”.
Flórez tiene un compromiso social a través de su fundación Sinfonía por el Perú, sin embargo afirma que no es obligatorio que los escritores, los cantantes u otros creadores deban tener un compromiso social.
“No creo que deban, no es obligatorio, es una cosa que te nace, a mí me nació en un determinado momento y cuando supe que esto se hacía en otros sitios, sobre todo en Venezuela, y visité el sistema allí, dije ‘esto lo hago en el Perú’ y al mes comencé a trabajar”. Luego presto afirma que no le interesa para nada la política ni tampoco un posicionamiento político.
“No, no tengo un posicionamiento, yo estoy por lo que está, por Sinfonía por el Perú, que es la niñez, la inclusión social, la distribución de la riqueza que sobre todo en los últimos años genera Perú, la eficacia en la distribución. Además es el futuro, nosotros le hemos pedido prestado el planeta a los niños, porque de ellos va a ser y no nos importa. Si lo pensamos de esa manera quizás cambiemos”.