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abida.ventura@eluniversal.com.mx
El acercamiento más temprano que el tenor peruano Juan Diego Flórez (13 de enero de 1973) tuvo con la música fue a través de la canción tradicional mexicana y latinoamericana. “Mi padre, siendo cantante de música peruana, cantaba canciones mexicanas. Crecí escuchando rancheras; todavía escuchó música mexicana porque me encanta. Tengo mucha cercanía con esa música; la siento muy mía”, recuerda hoy el artista, quien ha logrado conquistar renombrados escenarios, como La Scala de Milán, el Metropolitan Opera de Nueva York y el Royal Opera House de Londres y es considerado como el más importante tenor ligero en el mundo.
El peruano, cuya técnica vocal lo ha convertido en un intérprete ideal de las óperas de Rossini, Donizetti y Bellini, será el protagonista del festival VIVA Perú 2015, eevento que arrancará con un concierto de Juan Diego Flórez, el próximo 6 de octubre, a las 20:30 horas, en el Auditorio Nacional.
Ayer, vía telefónica desde Londres, ciudad en la que actualmente reside e interpreta Orfeo y Eurídice en el Royal Opera House de Covent Garden, Flórez detalla que el repertorio que interpretará en México estará dedicado a la ópera, pero también a la canción peruana y mexicana.
“Tombe degli avi miei”, de la ópera Lucía de Lammermoor; “Salut, demeure chaste et pure”, de Fausto; “Pourquoi me reveiller”, de Werther y “Au mont Ida”, de La belle Hélène, serán algunas de las arias que el tenor ejecutará en esta gala, donde estará acompañado de la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la dirección de Sebastiano Rolli.
En la segunda parte del programa, el reconocido tenor peruano interpretará tres canciones tradicionales mexicanas, entre ellas “Malagueña salerosa”, y algunas piezas peruanas, como “La flor de la canela”.
“Estoy contento de mostrar un poco de Perú en México y de poder presentar cosas mexicanas”, señala el cantante, quien ya en 2010 se presentó en el Auditorio Nacional.
Flórez, quien debutó en La Scala de Milán en diciembre de 1996 con Armida, bajo la dirección de Riccardo Muti, y a lo largo de sus casi 20 años de carrera ha colaborado con directores de orquesta de fama mundial, como Roberto Abbado, Gustavo Dudamel, John Elliot Gardiner, lamenta que en Latinoamérica exista la infraestructura y un público, pero no los contenidos para que la ópera se desarrolle al nivel de lo que ofrecen los grandes teatros europeos. En el caso de Perú, por ejemplo, hay un teatro nuevo y fantástico pero no hay una programación, comenta.
“En Latinoamérica hay mucha afición hacia países que hacen ópera en un nivel alto, y esto llena de esperanzas a los aficionados porque hace ver que, quizá, podemos mejorar en países donde la ópera no es tan importante y que debería ser”, señala.
Entre esos países latinoamericanos, el tenor destaca el caso de México. “Es un ejemplo de orquestas sinfónicas, de auditorios, de teatros, de muchos espacios para la música clásica. Es un ejemplo a seguir”.
Juan Diego Flórez señala que entre los factores que hacen falta para que en América Latina se alcance un nivel operístico como el que existe en Europa, está impulsar el amor a la música en los jóvenes y los niños. “Eso hará que los niños crezcan de una manera más equilibrada. La música hace eso: equilibra”.
Fundador de Sinfonía por el Perú, una fundación que tiene como objetivo fomentar la creación de orquestas y coros infantiles y juveniles a nivel nacional, Flórez está convencido de que la música es capaz de cambiar la vida de quienes han nacido en un entorno marginal o violento.
“El niño pobre que se siente abandonado y fácilmente cae en las drogas y en la delincuencia, cuando toca en una orquesta, se siente importante, ya no se siente abandonado, su autoestima aumenta, ya no elige el camino de la criminalidad porque le han tocado el alma. Para ellos, la música se convierte en casi lo único que tienen. Eso hace que la música sirva como un salvavidas”, asegura el tenor.
Ese ha sido, al menos, el principal objetivo que busca con el proyecto Sinfonía por el Perú, el cual, indica, se inspira en el Sistema de Orquestas venezolano, y tiene como su finalidad principal rescatar a niños y jóvenes pertenecientes a los sectores más vulnerables de la población. Actualmente, explica, participan 2 mil 500 niños y se han formado varias orquestas infantiles en su país.
Con este proyecto también se busca recuperar el patrimonio musical de Perú, señala: “Esto hace que también los niños no sólo se vuelquen a la música clásica, sino también a la de sus regiones. Se toca música clásica, música andina, de la costa, de la selva y así se recupera el patrimonio musical, artístico de las regiones”.