El músico Chacho Gaytán, conocido por formar el grupo pop Sentidos Opuestos, debutó ayer como director de la Orquesta Sinfónica Nacional, una de las más importantes del país, ante el aforo lleno de la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

El concierto denominado Pop Sinfónico Mexicano parece el examen profesional tras varios años de estudio y especialización, Gaytán se planta en el escenario ante cerca de mil 500 sinodales, les da la bienvenida con la batuta en alto y una ligera reverencia, se muestra seguro y se pone de frente a sus compañeros.

El sonido local anuncia un cambio en el programa: “Iniciaremos la primera parte del concierto con Danzón No. 2 de Arturo Márquez y cerraremos con El Triste de Roberto Cantoral”. El público, que no dejó lugar más que en los balcones del Palacio, se muestra expectante, con el juicio en los ojos.

Chacho ve de frente, respira profundo, levanta la batuta y comienzan a sonar los primeros acordes del danzón que estrenó Arturo Márquez con la Filarmónica de la UNAM en 1994. Arcos y varas se levantan y se reinventan al ritmo del compás, al tiempo que Gaytán brinca y revolotea los brazos durante 10 minutos. El público aplaude sin timidez, pero en espera de más.

Bésame mucho, compuesta por Consuelo Velázquez en 1940, es interpretada por la mezzosoprano Itia Domínguez, quien pasó de bolero a un ritmo tropical por los arreglos y orquestación del director debutante.

El público, visitantes asiduos del Palacio y algunos que sólo fueron por ver a Chacho, parece complacido y mantiene la mirada en Violeta Dávalos, la soprano que entona Estrellita, de Manuel María Ponce, tras el popurrí Huapangos, que incluye Mi ciudad, La bikina, Qué bonita es mi tierra y El Viajero, cantadas a dúo por el tenor Óscar Roa y el barítono Omar Lara.

El momento más emotivo de la velada es la interpretación de El triste, entonada a cuatro voces mientras los espectadores observaban sin ser partícipes del acto.

Las palmas del público por fin se hacen notar al unísono y al compás de la música cuando Domínguez canta “y sé que noche con noche va creciendo más y más”, de la inspiración de José Alfredo Jiménez.

Dávalos se lleva las palmas con La malagueña, que cierra con un falsete que obliga a levantarse a 30 personas del público para ovacionar a la soprano y para vociferar entusiastas: “¡Bravo, Chacho!”.

La gala ofrecida por la Sinfónica Nacional da fin tras una hora y 50 minutos y la ovación de pie por parte del público no se hace esperar, corean en cada oportunidad a la Orquesta y a su director huésped, en lo que parece ser una prueba superada para ambos.

El programa se repetirá mañana domingo 20 a las 12:00 horas en el Palacio de Bellas Artes.

rad

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