Una casa pequeña, sobre una ladera en la ciudad cordobesa de Alta Gracia, en el corazón de Argentina, vio morir en 1946 al maestro español Manuel de Falla, compositor de la obra El amor brujo, que en este 2015 cumple cien años y lo celebra, también el hemisferio sur, con una gira de recitales.

La batuta del alicantino Ignacio García-Vidal, el cante flamenco de la malagueña Rocío Bazán y la selección de instrumentistas del Grupo Móviles presentan hoy en Buenos Aires la noche de pasión, celos y música escondida en la más famosa partitura de Falla.

"El momento histórico en el que Falla, hace cien años, está componiendo esta obra es un momento estético muy importante", explicó un García-Vidal recién llegado de Uruguay y con las maletas casi hechas para partir de nuevo a Córdoba, donde cerrará este ciclo suramericano de tres conciertos de El amor brujo.

"Es su momento de mayor creatividad, viene de estar viviendo siete años en París, donde se trasladó en 1907 y donde conoció a los grandes compositores del impresionismo", como Debussy o Ravel, apuntó el director.

"Esas influencias, Falla tiene la genialidad de escribirlas en español, es decir, de tomar nuestro folclore, nuestro flamenco, aquello que tanto le gustaba a él y escribirlo con un lenguaje impresionista y es por eso que 'El amor brujo' es imperecedero, cumple cien años y los cumple con una actualidad absoluta, de calidad e incluso de temática", completó García-Vidal.

De las nueve versiones que Falla realizó con El amor brujo, la que presenta este ciclo es la más antigua, la "gitanería" que escribió en 1915, más completa pero menos conocida que el arreglo tipo ballet de 1925 que interpretan las grandes compañías.

"Esta versión de 1915 es especial porque fue la primera que compuso Manuel de Falla. La compuso para la gran Pastora Imperio, que era una cantaora bailaora de las mejores de aquel momento, de las mejores que ha dado la historia del flamenco", detalló, por su parte, Bazán.

"Yo soy una gitana que estoy un poco enfadada con el gitano porque, de repente, él se me va y yo no sé donde está. Y parece que se ha ido con otra mujer y yo echo las cartas y me sale rubia y yo me enfado un poco con él...", recitó la artista malagueña, metida en la piel de Candelas.

"Pero al final de la historia yo le doy una nueva oportunidad y le digo 'anda vente gitano conmigo que yo te camelo, ya está despuntando el día venme esta noche a buscar, veremos si se me olvida lo que me has hecho penar con tanta mala partía'".

Para Bazán, El amor brujo es una perfecta muestra del amor de Falla por el flamenco, de como lo entendía y cómo lo sabía transmitir con sutiles "pinceladas".

Tras la presentación de hoy en el Centro Cultural Kirchner de la capital argentina, el gran cierre del ciclo se producirá el próximo día 25 en Córdoba, muy cerca del lugar "refugio" que el maestro eligió para pasar sus últimos años de vida.

"Es muy curioso, mucha gente en España ni si quiera sabe que Falla murió en Alta Gracia, en la Córdoba argentina, y además no vino anecdóticamente, vivió siete años, los siete últimos años de su vida", subrayó García-Vidal.

Falla llegó a Buenos Aires un 18 de octubre de 1939 con su hermana, a bordo de un barco llamado Neptuno, y fue recibido por la élite cultural y social argentina del momento.

Pero tras varias presentaciones en el emblemático Teatro Colón, entrevistas y compromisos sociales, Falla dejó el "ajetreo" de Buenos Aires para retirarse a la tranquila sierra de Córdoba.

"Es bueno matizar que Falla no fue un exiliado político, de hecho, recibió constantes invitaciones por parte del régimen (franquista) para regresar, con ofertas laborales muy sugerentes y él las rechazó", relató el director.

"Falla lo que estaba era muy cansado. Se asemeja mucho, con todo el respeto a la situación actual, a un refugiado", opinó el director, antes de relatar como huyó de París por la Primera Guerra Mundial y en 1939 de España, tras terminar la Guerra Civil.

"Pero no por miedo, huye por cansancio, por agotamiento por una salud debilitada y por falta de ilusión y por falta de perspectiva", agregó.

Aunque "no vino a morir acá", indicó García-Vidal, en la pequeña localidad argentina de Alta Gracia encontró la intimidad, la paz y el ambiente natural que mejor le convenían a su afectada salud.

Con ese bagaje, García-Vidal busca ofrecer hoy "El amor brujo más porteño del mundo" al igual que el de Montevideo fue "el más montevideano" y "el de Córdoba va a ser el más cordobés".

sc

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