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El estreno del Tristán e Isolda dirigido por Katharina Wagner, biznieta de Richard Wagner, concentró hoy en la apertura del Festival de Bayreuth a la elite wagneriana, encabezada por la canciller Angela Merkel, una incondicional del certamen bávaro.
La jefa del Gobierno, con traje largo turquesa, acudió a la cita junto su esposo, el catedrático Joachim Sauer, tan fanático de Wagner como ella, y un largo desfile de rostros de la farándula alemana y del mundo de la política, representado, entre otros, por el presidente del Parlamento, Norbert Lammert.
Asistir a la apertura del festival en Bayreuth, una ciudad de provincias de Baviera, es un ritual irrenunciable en Alemania para famosos y poderosos desde tiempos del compositor del Anillo del Nibelungo.
Entonces, su palco de honor lo ocupó su mecenas Luis II de Baviera, el "rey Loco", como en el Tercer Reich lo hizo Adolf Hitler y, ya en democracia, bastantes de presidentes, cancilleres o ministros, además de la clase política bávara en pleno.
La atención en esta 104 edición del festival se volcó en el nuevo "Tristán", un enorme desafío para la heredera de la casa, Katharina, quien apostó por una versión arriesgada de ese drama de amor y muerte wagneriano.
Es una escenografía de tonos grises con pocas alegrías cromáticas, con un Tristán -Stephen Gould- atado en su momento cúspide a una valla giratoria, en medio de una trama que discurre entre geometrías triangulares, de acuerdo al concepto de la biznieta del compositor.
Katharina Wagner, de 37 años, hija de quien fue el director de Bayreuth durante más de medio siglo -Wolfgang-, asumió con esa dirección escénica un doble compromiso, ya que al final de esta temporada tomará las riendas en solitario del certamen.
Es la segunda producción que dirige en Bayreuth, tras los Maestros cantores de Nuremberg de 2007, recibidos entonces con desagrado en el feudo de la dinastía Wagner.
Los preámbulos del estreno quedaron empantanados, además, por una de las tradicionales intrigas de Bayreuth, esta vez centrada en la retirada de quien, desde la muerte de Wolfgang en 2010, codirigió con ella el festival, su Eva Wagner-Pasquier, de 70 años.
A la rumorología desatada por esa despedida se sumó el nombramiento como director musical de Christian Thielemann, la batuta del nuevo "Tristán" y un maestro "mimado" por Katharina.
Su designación se produjo en marzo, aseguró ayer el gerente Heinz-Dieter Sense, pero se conoció hace unas semanas, casi coincidiendo con la renuncia de quien iba a ser "Isolda", Anja Kampe, papel que adoptó en el último momento Evelyn Herzlitzius.
Thielemann convertido en virrey, la renuncia sin mayor explicación de Kampe y una producción en la que se estuvo trabajando hasta el ensayo general desataron comentarios agoreros en Bayreuth.
Sense fue el único representante de la dirección del festival en la conferencia de prensa previa a la apertura, el viernes, ya que ni Katharina ni Thielemann acudieron a la cita con los medios.
Completan la temporada en Bayreuth las reposiciones del Anillo del Nibelungo de Frank Castorf, Lohengrin de Hans Neuenfels y el Holandés errante de Jan Philipp Gloger.
La tetralogía escenificada por Castorf, profusamente abucheada en su estreno de 2013 y algo menos en 2014, contará de nuevo con la batuta de Kirill Petrenko, aclamado en esas dos anteriores temporadas.
La temporada se prolongará hasta el 28 de agosto y, de acuerdo a la tradición, sus 60.000 entradas están oficialmente agotadas.
sc