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Ante la ovación que le brindaron en el Auditorio Nacional, el tenor Javier Camarena pidió que levantaran la mano aquellas personas que escuchaban ópera por primera vez. Una mano aquí y otra allá. El veracruzano insistió. Las manos se multiplicaron. Una mujer gritó con entusiasmo: “¡Yo!”.
“Este concierto tuvo un llamado muy especial para ustedes y les doy las gracias por estar aquí”, comentó el veracruzano. De inmediato sucedieron más aplausos, vivas a México. El tenor logró lo impensable, convocar a unas 6 mil personas a escuchar la música de Rossini, Bellini, Mozart, Donizetti, en voz de un elenco prácticamente nacional, pero sobre todo desconocido para el público de masas.
Camarena, aclamado en el Metropolitan Opera House de Nueva York, en el Festival de Salzburgo y en el Teatro Real de Madrid, se convirtió la noche del jueves en el Auditorio Nacional en un profeta de su tierra, incluso cuando los pronósticos de los escépticos eran que ese escenario podría ser muy grande.
Cantar “Si, ritrovarla io giuro” de la ópera La cenicienta de Rossini, el aria con la que bisó en el Met de Nueva York y le valió el mote de “Príncipe entre tenores”, enloqueció a la audiencia y puso al Auditorio Nacional a sus pies con su llamado a ser un país mejor.
“Nuestro país necesita del arte, de esta parte que nos llena el corazón de sensibilidad para enfrentar las situaciones con la mayor entereza posible. Debemos sentirnos mexicanos, no solamente cuando hay mundial de futbol. Vamos a cantar un coro muy especial y lo dedicamos a nuestro México con la esperanza de que si cada uno de nosotros pone de su parte, seremos un México más unido”, dijo el cantante.
Estuvieron el coro EnHarmonia Vocalis, los solistas invitados Rebeca Olvera, Stefano De Peppo, Carsten Wittmoster, Guadalupe Paz, Josué Cerón, Karen Gardeazabal, Juan Enrique Guzmán, Angélica Matta; la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la batuta de José Areán, interpretó Va, pensiero de la ópera Nabucco de Verdi. Un coro que se ha vuelto un himno, en un llamado a la unidad nacional en medio de la crisis. Otra ovación. Una aria más como encore La donna e mobile. El fin de un capítulo audaz en la historia de la ópera en México.