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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Muy pocos escritores hablaron tanto de sí mismos como Salvador Novo. “Él sí tenía esa vocación confesional de fascinación consigo mismo. Todo lo escribía, todo lo decía, uno podría llevar un seguimiento día a día”, afirma Luis Felipe Fabre a propósito de su libro Escribir con caca, un ensayo publicado por Sexto Piso en el que revisa a un gran poeta como Salvador Novo desde la mirada del poeta que es él.
“Uno puede conocer íntimamente a Novo, ahí está todo, es abierto; finalmente es Leo, es solar y se muestra, pero creo que es una figura tan grande que siempre habrá más cosas sobre él. Sus textos, como toda gran poesía, admite nuevas interpretaciones, lecturas y significados. Creo que el aspecto más descuidado de Novo es su poesía, creo que a veces Novo es tantas cosas que es su propia competencia, a veces gana el cronista o gana el performer o gana la leyenda negra que le gustó alimentar, pero el poeta es el menos leído”, asegura Fabre en entrevista.
El poeta y ensayista se dio a la tarea de revisar la obra poética y la figura de Salvador Novo, uno de los Contemporáneos, un escritor al que se le considera como un gran cronista, un gran prosista y un ícono de la cultura homosexual. “Pero la poesía creo que se ha leído menos, porque le tocó compartir el tiempo con poetas que hacían una poesía más valorada, una apuesta de gran obra como Muerte sin fin y en Novo, aunque su registro poético es amplísimo, se le ha visto como un poeta menor porque el viene de otra tradición y apostaba por lo intrascendente, por lo inmediato. En ese sentido es mucho más moderno que muchos de sus contemporáneos. Sus poemas dudan de la posteridad”.
Fabre tuvo como eje la poesía satírica, el cuerpo y “la mierda me dio una especie de marco o lupa que iluminaba otros aspectos de Novo; ese eje de lo escatológico impidió perderme. Hace años escribí un ensayo sobre Novo donde me topé con ese famoso juicio de Octavio Paz donde dice: ‘Salvador Novo no escribió con sangre, sino con caca’ y a mí me dio mil vueltas esa frase tan violenta y al mismo tiempo tan certera, Salvador Novo sí escribió con caca pero no en el sentido que decía Paz, Salvador Novo escribió con el cuerpo”.
Luis Felipe Fabre dice que toda la poesía del autor de La estatua de sal es una exploración de su cuerpo, de su yo y de verse reflejado en el texto. “El cuerpo de Novo está impregnado de sus textos y los textos están impregnados de su cuerpo, hay un juego de espejos, también por eso su libro Espejo”.
El también autor de Leyendo agujeros. Ensayos sobre (des)critura, antiescritura y no escritura, asegura que Novo es una puerta de entrada para explorar la corporeidad en la poesía. “Generalmente se quiere ver a la poesía y al arte en general como una sublimación, como un último destello aséptico donde no quedan estos rasgos, pero en Novo ocurre todo lo contrario”.