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La Roja seduce: te invita al placer. La amarilla cuestiona: te deja sin respuestas. El blanco pide compasión: te contagia su dolor. Los tres gimen: ay, ay, ay. Tú gimes: ay. “¡Cuánto dolor, cuánto amor, cuando odio!”, lamenta Roberto López Moreno. “¡Ay patria que nos diste el gemido, ay patria de los cuarenta y tantos ausentes!”.

Lamentos, música, danza y poesía. Todo eso se vivió en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes para la conmemoración de los 75 años de vida del poeta, ensayista, cuentista y periodista Roberto López Moreno.

La sala fue invadida por cuatro bailarines: dos mujeres (vestidas una de rojo y otra de amarillo) y dos hombres (uno de blanco y otro de negro). Con música en vivo y creada por Hugo Rosales a partir de instrumentos prehispánicos, los cuatro danzarines” transitaban entre los asistentes para mirarlos con sus ojos llenos de gozo, incertidumbre y pena.

De tanto en tanto, Roberto López Moreno insertaba versos que le daban al espectáculo una dimensión de rebeldía y denuncia: “El sol no se detiene/ se lleva los gemidos y los ayes / entre las ardientes garras de un joven desmenuzado”.

Además de aplausos, este espectáculo multidisciplinario montado por el grupo El cuerpo del nagual levantó entre los asistentes un lamento comunitario, un “ay” en memoria de los “cuarenta y tantos” estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

La denuncia y rebeldía reflejada por bailarines y músicos no es una casualidad. La trayectoria de López Moreno está ligada a las luchas sociales en México. Militante del Partido Comunista en los 70, el poeta chiapaneco se ha sentido siempre inclinado hacia las causas de los que luchan.

Así lo explicó Iván Cruz Osorio, editor y poeta que destacó su labor como periodista.

Pero la izquierda es también el lugar que habita su poesía. “No es que la poesía mexicana se haya librado de López Moreno, es que López Moreno se libró de la poesía mexicana”, dijo Cruz Osorio al intentar dibujar un perfil de su labor literaria. “A pesar de su prolífica y comprobada obra poética, todavía hay editoriales gubernamentales que le regatean ser publicado”, denunció. “Pero no importa. Tiene el alto honor de ser sumamente leído de lectores que practican una conciencia inquieta, crítica y sin necesidad de de servirse de editoriales transnacionales”.

Así, ubicado a la izquierda de la cultura institucionalizada, Roberto López Moreno ha conseguido esparcir sus Poemurales, invención literaria que ensaya la idea de que “todo cabe en un poema sabiéndolo acomodar”.

La iguana y el colibrí son sellos que recorren su poesía, al chiapaneco lo definió el editor Jorge Aguilera más allá de las letras: “Es un poeta de crítica implacable, invencible, incomprable. Cuando él habla, nosotros escuchamos”.

Así fue la noche del miércoles durante su homenaje. Él habló de dolor, amor y odio, de la patria y sus ausentes, del gemido comunitario. Y nosotros escuchamos y gemimos.

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