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Íntima y poética fue la despedida del poeta y filósofo Ramón Xirau, ayer en El Colegio Nacional.
A la despedida de ese gran maestro, crítico, humanista y miembro de esta institución, acudieron diversas personalidades, amigos, familiares y algunos funcionarios para darle el último adiós al poeta fallecido el pasado miércoles a los 93 años de edad.
En ese homenaje póstumo, su viuda, Ana María Icaza, recibió diversas muestras de solidaridad por parte de amigos y conocidos. Se leyeron dos de sus poemas: “Me levanto temprano”, en voz del poeta Vicente Quirarte, y “Gradas”, a cargo del historiador Enrique Krauze.
Al pie del lema “libertad por el saber”, se encontraba el ataúd resguardado por la bandera catalana, adornado con coronas y arreglos florales de color blanco; del lado izquierdo se desplegaba un gran retrato en blanco y negro del ensayista.
Ahí, frente a la comunidad académica y cultural, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma fue uno de los primeros en externar su sincero apoyo a la viuda, quien se encontraba en primera fila acompañada de amigos del escritor que intentaban consolarla. “Fue un gran maestro, amigo y padre cariñoso. Vale la pena recordarlo como hombre de bien, cuyo ejemplo queda ahí para las futuras generaciones. Su obra está viva y perdurará para la vida”, expresó Matos, también miembro del Colegio Nacional.
En seguida, el poeta Vicente Quirarte tomó el micrófono para dar lectura al poema “Me levanto temprano”. Y para describir lo bella y cuidada que es la poesía de Xirau citó una frase: “El poeta es quien puede decirnos el sentido de la realidad, el sentido del tiempo”.
A esta intervención se sumó Enrique Krauze, director de la revista Letras Libres, quien reconoció el riquísimo legado humanístico del que el poeta era heredero, y que trasmitió a sus lectores y alumnos en cátedras, ensayos y poemas. Además, recalcó que fue “el último de los maestros, nacido en Cataluña, que desplegó en México por siete décadas un incansable apostolado intelectual. Fue profesor de filosofía en escuela privadas y públicas, animador y promotor del Centro Mexicano de Escritores, lugar literario de Juan Rulfo, Juan José Arreola y Rosario Castellanos, además de ser editor de la revista Diálogos”.
Durante el homenaje, se enfatizó en la importancia y trascendencia lingüística que tiene la obra del ensayista. “Hijo de dos lenguas, el catalán y el español”, dijo Krauze.
Para despedir al poeta y ensayista, sus amigos hicieron guardia alrededor de su féretro. La primera guardia estuvo integrada por Quirarte, Krauze, el médico y científico Adolfo Martínez Palomo, la lingüista Concepción Company Company, y el subsecretario de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura, Saúl Juárez Vega.
En una segunda guardia participaron Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, el violonchelista Carlos Prieto, y las escritoras Mónica Lavín y Cristina Pacheco.
Al cierre del homenaje, Concepción Company relató una breve anécdota de cuando conoció al poeta y éste le habló en catalán, pensando, por su apellidos, que ella también lo hablaba. En seguida, la académica de la UNAM celebró sus obra en aquel idioma: “Su poesía en catalán es muy original, es una poesía que mantiene metro, rima, y una belleza indiscutible”.