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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Ramón Xirau fue filósofo, y a través de su palabra y pensamiento miró la vida; fue autor de una poesía desde donde hizo una búsqueda y representación de lo sagrado; fue también maestro de muchas generaciones de filósofos, escritores, poetas y críticos literarios. Ramón Xirau, quien fue ante todo un gran humanista en el sentido más extenso de la palabra, murió la noche del pasado miércoles, a los 93 años.
El catalán de origen, que fue gran hombre de letras, ensayista de enorme claridad, editor riguroso y siempre una persona bondadosa, quiso llegar con su obra poética y ensayística a los confines de lo sagrado y lo logró. El pensador, cuyos restos fueron velados en su casa de San Ángel y que hoy serán depositados en el Panteón Español, dejó un legado invaluable y con él se va uno de los últimos intelectuales que llegaron a México con la diáspora española.
El día de hoy, alrededor del medio día, se llevará a cabo un homenaje de cuerpo presente a Ramón Xirau en El Colegio Nacional (Donceles 104), institución de la que fue miembro desde el 26 de febrero de 1974 cuando ingresó con la conferencia inaugural Del modernismo a la modernidad, que fue contestada por el Premio Nobel de Literatura Octavio Paz.
Ramón Xirau murió a los 93 años cuando había construido una historia insuperable. “Ramón Xirau pertenece a la gran generación de republicanos españoles que transformaron nuestra cultura”, afirmó el escritor Juan Villoro a EL UNIVERSAL, quien dijo que con su muerte “deja un hueco muy grande pero también una vida muy extensa en compañía de Ana María de Icaza, que fue su inquebrantable compañera y que convirtió su casa de San Ángel en un auténtico santuario cultural”.
Justo fue ella, su Ana María, quien describió a su esposo como un hombre bueno, brillante e inteligente con el que compartió su vida a lo largo de 68 años, en los cuales escribió 45 libros.
“Es el único escritor que escribió obras magistrales explorando todos los campos del conocimiento. Una de ellas, The nature of man, la realizó junto con el gran filósofo y sicoanalista Erich Fromm. Pero sobre todo era un gran educador que compartió su sabiduría con muchos jóvenes. Fue un formador de muchas generaciones de escritores”, dijo la viuda del filósofo que llegó a México en marzo de 1939.
Xirau estudió filosofía y fue discípulo de José Gaos, fue formador de muchas generaciones y luego combinó el ejercicio de la filosofía con el de la poesía. “Nunca dejó de escribir en catalán, que fue su lengua nativa, la lengua más próxima a sus afectos y emociones, y se puede decir que su poesía es una celebración casi litúrgica del Mediterráneo, sólo que no encuentra la sacralidad en temas rimbombantes sino que la encuentra en elementos mínimos de la naturaleza, en el olor de las naranjas, en el aroma del pasto recién cortado, en las barcas que atraviesan el mar. Es un poeta del paisaje, un poeta de la mirada y encuentra que contemplar y recuperar estos tesoros son una forma de rescatar algo del mundo, de entender que es la belleza la que nos salva en el paso por la Tierra”, afirmó Juan Villoro.
Mexicano por convicción. Ramón Xirau (Barcelona, el 20 de enero de 1924) fue poeta, filósofo, ensayista, maestro, investigador, preservador y promotor de la cultura de México, su segunda patria desde 1955 que se naturalizó, la primera Patria fue España de donde salió con su familia como parte del exilio republicano.
Hizo estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en 1955 realizó estudios en La Sorbona. Fue maestro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM desde 1949, e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas desde 1973. En tres ocasiones tuvo la beca de la Fundación Rockefeller, y en 1971 la Guggenheim.
Xirau, el hombre que fue velado en su casa, tal como él anhelaba, dictó cursos y conferencias en universidades de México, Oxford, Columbia, Bolonia y Barcelona. Publicó más de 40 libros. Ramoncito, como lo llamaba Alfonso Reyes deja libros fundamentales como Introducción a la historia de la filosofía, Entre la poesía y el conocimiento, Palabra y silencio, y Genio y figura de Sor Juana Inés de la Cruz.
El humanista que recibió numerosas distinciones, recibió la Orden Isabel la Católica del gobierno de España, y en 2007, la Medalla Gran Cruz del Mérito Civil del Gobierno español.
Aunque muchos fueron los méritos de este pensador catalán, ninguna institución catalana externó su pesar por la muerte de este célebre español que dejó la vida en las letras.
Hombre ejemplar. “Filosofar es vivir; vivir es filosofar” dejó inscrito Ramón Xirau, en su libro Amor y mundo. El poeta que aseguró en una entrevista con Mariana Bernárdez que “hay una relación entre la poesía y la lengua materna, es lo más enraizado al origen, origen como lugar, espacio y cultura que te rodea, pero también como raíz que nos liga con un todo”, fue “un puente entre América y Europa” tal como lo definió su amigo Octavio Paz.
Sus lectores, sus amigos, sus alumnos; pero también intelectuales, funcionarios y representantes de instituciones culturales y educativas de México, con las que Xirau tuvo relación, como la UNAM, El Colegio Nacional, El Colegio de México, la Academia Mexicana de la Lengua y el Fondo de Cultura Económica, lamentaron la muerte de este gran humanista.
El presidente Enrique Peña Nieto, lo llamó “pilar de la cultura”; la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, escribió en su cuenta de Twitter: “Admirable hombre de letras, intelectual imprescindible; Ramón Xirau nos deja su legado como poeta, ensayista y filósofo.” y en segundo tuit, dijo: “Ramón Xirau y Ana María de Xirau auspiciaron admirablemente la revelación de nuevos poetas. Mi pésame para ella y a la comunidad intelectual”.
Fue ella quien acudió a dar el pésame a la familia del escritor y allí dijo que la secretaría a su cargo rendirá un homenaje nacional en colaboración con otras instituciones.
El historiador Enrique Krauze dijo en su cuenta de Twitter: “Lamento en el alma el fallecimiento de Ramón Xirau, maestro de generaciones, poeta, editor y amigo. Era todo bondad”.; por su parte Guillermo Sheridan recordó al maestro con la publicación de un poema del filósofo: “Antes quizá/ todo era vida./ ¿Muerte de nacimiento?”.
Adiós al filósofo que entregó la vida a las letras y al pensamiento.