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Leonardo da Jandra se ha alejado de la industria editorial, igual que desde hace años se alejó de las grandes urbes. Ha emprendido proyectos heróicos y a últimas fechas emparentó su obra personal con un proyecto colectivo singular. Su libro más reciente titulado simplemente Aforismos ha salido publicado bajo el sello Avispero, un colectivo que edita libros electrónicos y se sufraga con un corto tiraje de ejemplares impresos y firmados.

Las batallas de Da Jandra van más allá de lo personal, de su conciencia ecológica y afán por trabajar a favor de la energía que, dice, es la única que puede terminar con la violencia; sus luchas culturales son con base en la filosofía, en el trabajo colectivo, civil y creativo. Desde hace varios meses trabaja con estudiantes de escuelas públicas de Oaxaca compartiéndoles lecturas y libros.

Su esperanza está en la juventud, tiene fe en el grupo de jóvenes que conforman la sociedad civil Avispero que trabaja sin fines de lucro, que descubre nuevos autores, edita libros que se puede descargar de manera gratuita y que se basa en la búsqueda filosófica.

“Yo entiendo la filosofía como la dinámica genuina generadora de significados, la ciencia es fáctica tiene que ver con hechos, la espiritualidad con valores y el arte con la belleza. La pregunta es por qué hay estética de lo feo, ¿es arte?, ¿es feo arte? La filosofía ha entrado en una etapa onanística, se queda recluida en centros de pensamiento que son de mí para mí. Se lee cada vez menos y se lee cada vez menos con espíritu crítico”, señala Da Jandra.

El filósofo nacido en Chiapas, en 1951, que es autor de libros como Entrecruzamientos, Samahua y Huatulqueños, asegura que justo cuando publicó en Atalanta, su libro de Filosofía para desencantados se di cuenta de toda la ruindad del mundo intelectual. “Estamos en un proceso de decadencia generalizado que no tienes que profundizarlo mucho a nivel intelectual, se caracteriza por una determinación de la oralidad y la genitalidad sobre la reflexión crítica, le pasó a Grecia, a Roma, a Inglaterra, a España, está pasando a Estados Unidos y es en ese contextotuve la oportunidad de vislumbrar hacia dónde va esto y me di cuenta que los mayores enemigos del autor y del libro son el librero y el editor”.

Allí comenzó a gestarse en 2009, Avispero, la editorial que nació a partir de un taller de creación y crítica literaria que él impartió en Oaxaca.

“Para llegar ahí vi que el aforismo era el género equivalente al Twitter, era lanzar un balazo a la parte más inteligente de la conciencia. Además los jóvenes son los que van a cambiar esta inmundicia en la que estamos insertos”, dice el autor que apuesta a la descarga de libros en la red, realizados en un bello formato y con una edición impecable, que se sustentan en hasta seis reelecturas.

“Ponemos a pintores en las portadas, aprovechamos las artes plásticas con la literatura y sólo imprimimos un tiraje de 200 ejemplares, cien numerados, si lo quieres lo compras porque la venta de un libro paga la del siguiente”, afirma el filósofo que vive en Etla.

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