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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Hace más de medio año que los amigos de su círculo cercano, nada saben del estado de salud de Sergio Pitol Demeneghi y sólo les llegan rumores. El Premio Cervantes 2005 se encuentra estable, a decir de su primo, pero vive la cuarta y última etapa de la afasia primaria progresiva no fluente, enfermedad que le diagnosticaron en 2009 y que lo ha retirado de la vida pública.
El Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Veracruz, se mantiene como tutor interino del escritor desde 2015, por un juicio de interdicción del Juzgado Octavo de Primera Instancia Especializado en Materia de Familia de Veracruz. Han cambiado los “curadores”, que resguardan su integridad. Antes fueron sus amigas Elizabeth Corral y Nidia Vincent, hoy los cuidados de Pitol están en manos de su primo y su sobrina.
A Pitol no se le ha visto por las calles de Xalapa, la ciudad que habita desde 1993 y que lo ha convertido en veracruzano ilustre. Ya no acudió el pasado abril a la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), que organiza la Universidad Veracruzana, su alma máter. En su casa ya no se organizan las tertulias para ver cine o escuchar ópera.
Sus amigos no lo ven desde diciembre del año pasado; reconocen que los problemas personales y de salud, el trabajo, los viajes o el tiempo, les ha imposibilitado estar más al tanto de él, llamarlo o visitarlo. También aceptan que las discrepancias del pasado con la familia Demeneghi les impiden acercarse al autor de El arte de la fuga.
“Lo que tiene mi primo ya es la etapa terminal de su enfermedad, ya no reconoce, ya no habla, ya no se da cuenta de las cosas, de su entorno”, afirma Luis Demeneghi a EL UNIVERSAL.
Laura Demeneghi, hija de Luis, asegura que ellos no han prohibido a los amigos visitar a su tío ni se han negado a dar dar informes. “Mi tío ya está en la cuarta etapa de su enfermedad mental, no es que no queramos que salga, se traslada con muchísimo trabajo, del estudio a su cuarto se tarda media hora, cuando hay que trasladarlo un poco más hay que trasladarlo en silla de ruedas, ya está muy muy mal. ¿A dónde lo vamos a sacar? No entiendo”.
Más daños. Pitol comenzó a agravar el año pasado. Nidia Vincent, quien hasta mayo de 2016 fue su curadora junto con Elizabeth Corral, pidió la remoción de la curaduría por varias razones, en especial porque su madre, de 94 años, estaba muy enferma.
“Cuando esto inició el maestro Sergio nos pidió apoyo, esto fue a finales de agosto de 2014; estaba muchísimo mejor, oía un poco, con mucha dificultad pero se comunicaba con nosotros y fue a solicitud suya que estuve apoyándolo porque es un amigo muy querido y un hombre muy bueno, pero en mayo yo tenía esta situación de mi madre que cada vez se volvía más complicada y sentí una situación muy tensa con la familia Demeneghi, muy desagradable, y también me parece que el maestro entraba a una nueva fase de su vida donde cada vez estaría con menos posibilidades de decidir, y para mí algo que siempre fue muy claro es que yo ayudaría al maestro a tomar sus decisiones pero nunca a decidir por él”, afirma categórica Nidia Vincent.
El 7 de mayo de 2016, Confabulario, suplemento de EL UNIVERSAL, publicó una crónica del coeditor Vicente Alfonso, del encuentro con Sergio Pitol en su casa. El escritor fumó, caminó, se dejó fotografiar y mostró varios de sus “tesoros” y “recuerdos” de sus viajes.
¿Cuál es el estado real de salud de Sergio Pitol?, ¿qué etapa de la afasia primaria progresiva no fluente vive el escritor?, ¿es la etapa terminal y sólo falta que pierda la capacidad de deglutir alimentos? Quien lo sabe a ciencia cierta es el DIF veracruzano pero ha preferido no brindar información.
Desde el viernes 16 de junio EL UNIVERSAL solicitó entrevista e información al DIF, nos remitieron a Comunicación Social del gobierno del Estado, a cargo de Elías Assad Danini, quien no respondió las llamadas ni los mensajes de WhatsApp. El DIF dice haber entregado la información a Comunicación Social y que ellos deben divulgarla, pero al parecer no les interesa cumplir con su responsabilidad de informar sobre la situación de Sergio Pitol.
Llama la atención que la administración de Javier Duarte, tan cuestionada por corrupción, respondiera con más eficacia sobre el estado de salud de Pitol, que el gobierno actual de Miguel Ángel Yunes, que empieza su labor con opacidad.
El entorno de Pitol. El narrador, traductor y diplomático mexicano de 84 años, permanece en su casa del Centro Histórico de Xalapa, pero ha cambiado su entorno “familiar”. Ya no están su chofer y asistente por más de 20 años, Guillermo Perdomo, ni su enfermera principal, Leydi Mirada. Hay quien dice que fueron despedidos; Laura Demeneghi afirma que abandonaron a su tío la noche del 16 de diciembre de 2016 por miedo a que se les muriera. EL UNIVERSAL los buscó varias veces, pero ellos optaron por el silencio.
Fuimos a Xalapa a buscar a los amigos de Pitol, sus lugares frecuentados; conversamos con sus parientes y visitamos su casa de Pino Suárez 11. Allí siguen Homero y Lola, los dos perros de Pitol que también son parte de su familia; están sus libros, fotografías de él por toda la planta baja de la casa, pero no nos permitieron ver al escritor. La familia Demeneghi no quiere hacer pública alguna imagen del narrador en su estado actual, tan vulnerable.
Laura Demeneghi tiene a su cargo el cuidado de Pitol, pero la tutora interina es la doctora Eos López Romero, directora de Asistencia e Integración Social del DIF, en sustitución de Adelina Trujillo Landa, quien salió con la administración pasada y tenía la encomienda desde el 12 de noviembre de 2015 por instrucción de la jueza María Concepción Andrade López.
Luis Demeneghi asegura que el juzgado familiar otorgó la tutela al DIF a pesar de que presentaron varios recursos para tener ellos la tutela. “Cuando menos nos consuela que el DIF, a partir de diciembre, ha estado mucho más abierto, nos toma en cuenta, estamos al pendiente de Sergio y vemos que hay un mayor interés de mantenerlo en mejores condiciones”.
Círculo de amigos. Ningún amigo ha visto a Sergio Pitol. Nidia Vincent dice que Elizabeth Corral “llama muy seguido y estamos en contacto, sé que ha estado algunos días enfermo. Ella todavía lo pudo ver en enero o febrero, fue la última visita, pero nada más”. A pesar de que la buscamos, Elizabeth Corral no respondió las llamadas.
Quien habló fue Rodolfo Mendoza, director de la FILU y amigo de Pitol, que dice no saber nada. “Tengo entendido que tiene la tutoría el DIF estatal pero ese solamente es un supuesto que creemos los amigos más cercanos de Sergio. Lamentablemente no sé nada de él desde el mes de diciembre, he sabido también que sus doctores (anteriores) tampoco saben nada de él”.
Mendoza agrega: “A los intentos que he hecho de hablar por teléfono, poner un correo —porque alguien atiende su correo— o tocar a la puerta de su casa para visitarlo siempre me dicen, supongo que los enfermeros que lo atienden, que tienen las instrucciones de no dar información, ni siquiera por teléfono, ni dejar pasar a nadie. Es muy inquietante que ni siquiera sepamos algo de su estado de salud”.
En abril pasado, Alberto Ruy Sánchez aprovechando su estancia en Xalapa por la FILU, fue a la casa de Sergio Pitol, llamó a la puerta pero nadie le abrió, los vecinos le dijeron que no lo han visto e incluso creían que ya no vivía allí.
Margo Glantz, su amiga de muchos años cuenta: “Fuimos en agosto, lo visitamos y nos reconoció pero ya estaba bastante deteriorado, ahora no se le puede ni ver pero tengo noticias sobre él, dicen que está bien. Lo tienen muy vigilado y está como cercado”.
A la pregunta de si le ha telefoneado dice: “No puedo llamar porque cambiaron el teléfono y no me han dado el número, ni tampoco le puedo mandar mails, pero tengo amigos que me informan pero que tampoco le pueden ver. Elizabeth Corral legalmente está pasando un periodo para que deje de ser curadora y le prohibieron verlo”.
“Todo ha sido muy confuso desde hace algunos años respecto a Sergio”, señala Glantz. Tan confuso que ella cree que cambiaron el número de teléfono, pero en realidad es el mismo.
Mario Muñoz, profesor de la Universidad Veracruzana y director de la revista La palabra y el hombre, y amigo de Pitol desde 1967, recuerda que la última vez que lo vio fue a fines del año pasado. “Ya no he tenido oportunidad de ir a su casa porque en lo que va de este año he estado constantemente saliendo de la ciudad por diferentes compromisos académicos de la revista, pero me he estado enterando por amigos muy cercanos de su estado de salud que sé que es bastante estable”.
Por su parte, Edgar García Valencia, director de la editorial Universitaria, en la que Pitol dirigía dos colecciones: Sergio Pitol Traductor y Biblioteca del Estudiante Universitario, asegura que la relación editorial no ha sido tan intensa porque las colecciones son un proyecto ya muy definido que no requiere la presencia de Sergio Pitol.
Ese cercano círculo de amigos, alumnos e incluso empleados que se convirtieron en su familia, que estaban con el escritor, lo visitaban y acudían a las tertulias y tardes de ópera y cine en su casa, se ha ido esfumando, igual que la presencia del escritor. Su primo y sobrina son los únicos que lo ven y dicen que están por iniciar un nuevo juicio de interdicción.
Laura Demeneghi ha puesto una denuncia penal contra la tutora y las curadoras anteriores. “Metí una denuncia penal contra los responsables, ellos saben quiénes son. Por negligencia, por manipulación de un incapaz, por robo; esa es otra cosa. Es gravísimo que no hayan entregado una bitácora de todas las cosas de valor que había en esta casa. ¿Dónde está la Medalla del Cervantes?, ¿dónde está la Medalla Rulfo?, ¿dónde está la colección de plumas fuente de mi tío?, ¿dónde están los cuadros?, ¿dónde están los libros?, hay libros pero no hay un inventario de las cosas. Además de cómo dejaron de mi tío”, afirma Laura Demeneghi.
Ella responsabiliza a Adelina Trujillo, Elizabeth Corral, Nidia Vincent y Guillermo Perdomo. Y el DIF de Veracruz, que está obligado a informar de la salud y situación legal de Pitol, calla.
Se percibe un contexto enrarecido en Xalapa, parece que el cambio de gobierno ha tomado a la comunidad veracruzana ensimismada en sus propios problemas, y muestra opacidad en el manejo del tema por parte del DIF y del gobierno de Miguel Ángel Yunes.